Entre Columnas
Yo estoy con la Universidad Veracruzana.
Martín Quitano Martínez.
mquim1962@hotmail.com

La lucha siempre merece la pena si el fin vale la pena y los medios son honestos.
Steven Brust (1955-?) Escritor estadounidense

Dicen que las capacidades de asombro se agotan en estos tiempos, pues ya casi nada sorprende; los hechos cotidianos rebasan cualquier sueño o pesadilla, el mundo rápidamente se encarga de mostrarnos crudas realidades que hoy más que nunca se asumen sin sorpresa alguna, con una naturalidad que espanta.

Para el Estado de Veracruz la cotidiana impunidad y el miedo permanente parecieran haber vacunado a una sociedad que expoliada y degradada pero complaciente, no tiene descanso ante hechos de espanto e indignación capaces de despertar movilizaciones que preocuparan a los gobiernos cínicos que los generan.

Ahora mismo se discuten los desaseos públicos reinantes frente al ataque perpetrado desde el Gobierno del Estado a la Universidad Veracruzana. Lento pero permanente le fueron regateando sus participaciones financieras hasta sumar un monto no entregado de proporciones millonarias que pone en riesgo su funcionamiento. Por el momento se está dando una movilización en las redes sociales que también se podría presentar de formas físicas y actuantes, porque el sector directamente afectado es un espacio amplio de actores ciudadanos, incluido el profesorado, los administrativos y los miles de jóvenes que cargan sus ilusiones y futuro en esa institución, conglomerados ilustrados que generan opinión pública y tienen capacidad de convocatoria y de movilización.

Esta desagradable noticia es una más de las sucias y a veces increíbles maniobras que sobre los presupuestos estatales se han conocido por filtraciones de información en los pasillos de oficinas y cafés.

La fuerza de los hechos está ahí, concreta y palpable, observando los mil puentes no realizados, las retenciones de pagos a pensionados, el cobro desvergonzadamente mayor al “diezmo” en los presupuestos sobre obras y servicios, y la licuadora financiera que opera a discreción los recursos que pasan por Veracruz, en favor de un gobierno sin rumbo social pero con una organizada dirección de intereses particulares que incuba fortunas y cancela desarrollos.

Ahora se hace público que el saqueo no ha tenido excepciones, que la máxima casa de estudios de los veracruzanos también pasó báscula. El ataque a la Universidad Veracruzana es una más de las expresiones de la suciedad, de lo que está mal y debe cambiar, que debe ser evidenciado y repudiado por los ciudadanos pues lacera a nuestra entidad y merece, a decir de Edgardo Buscaglia, la respuesta de una sociedad que salga de lo que queda de las zonas de confort y se movilice ante el desastre.

Se trata de un golpe a la que ha sido y es casa de miles de veracruzanos y no, ha formado y brindado un espacio a hombres y mujeres que ahora menos que nunca deberán callarse o voltear la cara ante el embate de un gobierno que muerde y desgarra nuestras esperanzas con sus alocados comportamientos. Más allá de las debilidades de la universidad, de la crítica que se le puede hacer, de las cosas que nos gusten o no de ella, es nuestra alma mater en la entidad y requiere de nuestros esfuerzos.

La Universidad Veracruzana merece la defensa de todos, de individuos y colectivos; nuestro espacio público del conocimiento por excelencia no puede ser una víctima más de la sinrazón gubernamental que cada vez más se hunde en el fango de la incompetencia y el abuso. Por eso la convocatoria a hacer patente, permanente y puntualmente, nuestro rechazo a los golpes contra la U.V; hay que pronunciarse de manera clara y comprometida, fuerte y contundente: Yo estoy con la Universidad Veracruzana.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Más cadáveres, más desaparecidos, más y más dolor en Veracruz, hasta cuando.

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