Francisco De Luna /
Xalapa, Ver.-En el salón de Ingeniería Química, éste lunes hubo silencio y rostros desencajados por la tristeza. La banca que usaba José Augusto Zavaleta Salas, estaba vacía. Sus compañeros guardaron luto en su memoria.
Su amigo José Luis relata las vivencias. Recuerda que Augusto se sentaba hasta el final del salón, ahí se acomodaba y sacaba sus lapiceros de colores, tomaba apuntes y siempre estaba al pendiente de las clases.
“Era común ver su mesa llena de sus lapiceros de colores” –cuenta con una voz cansada de exigir justicia y de llorarle a quien le brindó amistad desde hace dos años-.
Apenas había iniciado el quinto semestre de la carrera en la Universidad Veracruzana (UV), salió de su comunidad Mafafas del municipio de Tepetlán, ubicado en la zona centro montañosa de la entidad.
Él proviene de una familia pobre; decidió emprender proyectos académicos, entonces se dedicó al estudio, vivía en casa de una tía, pero tenía que pagar los gastos que genera la universidad y fue así que buscó trabajo.
Se empleó en una papelería de la avenida Chedraui Caram, ahí trabajaba cada fin de semana y con lo que lo que ganaba apenas podía pagar pasajes y alguna que otra torta o las quesadillas para medio comer.
José Augusto tenía 20 años de edad, con los deseos más grandes de poder convertirse en un profesionista, pero dos ladrones le arrebataron la vida “por unos cuantos pesos”, dice su amigo José Luis.
El sábado 2 de septiembre salía a comer en el horario de 15:00 a 17:00 horas y al momento de salir dos sujetos lo asaltaron y con navajas lastimaron el cuerpo que quedó ensangrentado, horas más tarde falleció.
La violencia terminó con el sueño de un Ingeniero Químico, del hijo que buscó sobresalir para ayudar a su familia y del muchacho que también quería ser bailarín –él imitaba a Michael Jackson-.
Sus compañeros cuestionan qué daño puede hacer un joven con metas de progresar en los estudios, de un veracruzano que ganaba pocos pesos para ayudarse a vivir y continuar en la universidad, de ese muchacho que tenía amistad con todos sus compañeros de quienes se ganó el respeto por la dedicación que daba a su vida.
Por eso, éste lunes cuando vieron la banca sola, lloraron su ausencia. En su honor elevaron oraciones y hasta exigieron justicia. También pidieron que haya vigilancia en los alrededores de las facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas por el alto número de asaltos que han ocurrido este año.
