Llora un aficionado mexicano al futbol.

De volea

Reflexiones postmundialistas

Por: Áser Orpeza

@ASerOro

Después de una intensa actividad casi diaria de futbol durante un mes, parece que queda un vacío en el balompié de alto nivel que la Liga MX no va a resarcir ni con las siete esferas del dragón.

Pero empecemos por los de casa. Sin duda México dejó mucho qué desear. Ya deben estar cansados de leer que nos llevó de lo sublime a lo ridículo, pero faltaba de decirlo yo. Vencer a Alemania debe ser el mejor resultado en la historia de nuestro futbol en la primera ronda de la fase de grupos del mundial, pero eso no dio más allá de tres puntos, no nos pasó directamente a la siguiente ronda y mucho menos hizo campeones del mundo a la Selección, por lo que solo valió un triunfo, muy emocional, sorpresivo, sí, pero nada más tres unidades.

Luego Brasil, con todo y el teatrero de Neymar Junior, nos ganó bien, sin mayor complicación, sin pegarnos un baile, pero bien. Que Guillermo Ochoa sea el mejor mexicano de todo el mundial, habla de la frágil defensa que tuvo nuestro país. Fue el talón de Aquiles de toda la era Juan Carlos Osorio, y justo en el momento que debía resolver, los únicos que sacaron la casta, además del arquero, fue Carlos Salcedo y Jesús Gallardo.

Curioso que los astros mundiales Cristiano Ronaldo y Lionel Messi quedaran fuera el mismo día, en la ronda de octavos de final. Ambos jugadores estuvieron en el máximo nivel posible de su vida futbolística hasta Rusia 2018. Para la siguiente edición de la Copa Mundial llegarían con mayor edad y a lo mejor no en la plenitud de sus capacidades futbolísticas, o de plano no irían. Hasta aquí dejaron el legado. Sobre todo el argentino le pesará, diga lo que digan, no haber ganado un mundial. Lo que, en lo personal, lo deja fuera para decir que es el mejor jugador de futbol de la historia. Sigue peleándose ese puesto dos: Pelé y Diego Maradona.

Francia hizo de la globalización su mejor arma. Aprovechó, gracias a las colonias y la migración de africanos y antillanos, el poderío físico de la raza negra que se combinó, en mezcla perfecta, con la técnica nata de los galos, para levantar así su segunda copa Jules Rimet. Kylian Mbappé está llamado a ser, en algún momento de la vida, tres o cuatro veces ganador del Balón de Oro o The Best, como usted lo prefiera.

Bélgica dejó un gran sabor de boca, sólo superado por la Croacia de Luka Modric y compañía, quien, junto con un grupo de verdaderos sobrevivientes a la guerra, hicieron de ese amor por la vida la mejor virtud de humildad y hambre de triunfo que los lleve a la gloria, en los brazos de su Presidenta del país.

Muchos más puntos se podría destacar, como la actitud de los aficionados mexicanos, las lecciones de civilidad de los japoneses y el alma y corazón de una Rusia desahuciada en su fútbol, pero que inspiró a toda una nación; sin embargo, tendrían que ser varias entregas sin terminar.

Préndela así, de volea.