AMLO en Xalapa. Fotografía de Mario Pacheco.

Ahora lo que viene

Por Plinio Soto Muerza

A punto de entrar en la recta final de la campaña presidencial, todo indica que el puntero en las preferencias electorales, el candidato de la Coalición “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador, mantiene intacta su ventaja, mientras que Ricardo Anaya sufrió un frenón en su estrategia de campaña, sin poder remontar la pérdida de váliosos puntos que lo colocarán de nueva cuenta en la posibilidad de meterse a la pelea por la presidencia. En tanto, José Antonio Meade, se mantiene en el nivel de las preferencias del voto duro priista, sin un horizonte que lo acerque a la remontada histórica. Al final, los procesos electorales son parte de los procesos políticos de los pueblos, y no competencias de atletismo.

Si la lógica existe, dicen los que saben de las coyunturas políticas, todo indica que el próximo 1º de julio veremos la confirmación de las encuestas que le dan un cómodo triunfo a AMLO. Así que después de muchos años de luchas y de organización a ras del suelo, con una estrategia de contacto permanente con los ciudadanos, aderezada con una política incluyente de nuevos aliados, el movimiento de AMLO verá coronado su esfuerzo y su dedicación. Atrás habrá quedado el amargo sabor del 2006 y superado la experiencia adversa del 2012.

Con un respaldo popular impresionante, que tiene como consecuencia el empuje a todos los candidatos de la Coalición “Juntos hagamos historia”, a los diferentes cargos de elección popular, principalmente al Senado y a la cámara de Diputados federal, el movimiento encabezado por Morena podría hacerse de una mayoría que le pueda permitir desarrollar un proceso de transformación radical en la forma de hacer y entender la política en México.

De tal manera, con una amplia ventaja a 21 días de que terminen las campañas, y a 25 días de la elección, el análisis se traslada a las gubernaturas y a los congresos locales que se disputan en el llamado súper domingo electoral mexicano. ¿Cuántas gubernaturas ganará Morena, cuántos congresos locales lograra para su causa? La pregunta apenas empieza a ser respondida por los actores políticos, y varios factores al final decidirán la reconfiguración de los mapas electorales regionales.

En los próximos días, a niveles de alto calado, se estarán moviéndose los encargados de acercar acuerdos y entablar negociaciones. Se escucha por ejemplo, que al interior del PRI, lo que se busca por parte de sus candidatos es alejarse de todo lo que huela a Peña Nieto y a su candidato presidencial, para posicionarse como opción en sus territorios. Mientras más vinculados e identificados estén con el gobierno peñista más posibilidades tienen de ser derrotados.

Lo mismo pasa con los candidatos del Frente conformado por el PAN, PRD y MC, cuyos candidatos empeñaron sus posibilidades al alza de la campaña presidencial de Ricardo Anaya, y hoy se dan de topes en la pared porque esa misma candidatura los jala hacia el despeñadero. Hay algunos candidatos que se creyeron la idea de que Anaya crecería en sus aspiraciones e iniciaron sus campañas compartiendo fotos con su candidato presidencial. A estas alturas del proceso, quienes no relanzaron sus propias campañas y ajustaron sus estrategias, ven con preocupación cómo la marea vino les cae encima.

En ese escenario empiezan a moverse los acuerdos para lograr salir lo mejor librados de una hecatombe electoral. Los clásicos del PRI y del PAN, apuestan como último recurso, a la operación el día de la jornada electoral, a la compra del voto o a la coacción del votante. A ellos, seguramente les habrá caído como un balde de agua fría, el pronóstico del INE que espera una participación del 70% del padrón, lo que convertiría a esta elección en una verdadera fiesta popular, que anularía todas las estrategias de fraude: simplemente no les alcanzaría el dinero para comprar y coaccionar el voto ciudadano.

Ante el vendaval de participación popular que se prevé que salga a votar, ante la evidencia de una ola de inconformidad ciudadana que toma forma en el apoyo masivo a la opción morenista y sus aliados, los clásicos operadores del PRI y PAN sólo tienen el último recurso de la violencia. Pero ni así les alcanzaría para doblegar el ánimo popular que se perfila contrario a sus intereses.

Si el voto es masivo y en simetría a lo que las encuestas han arrojado, ningún operativo de fraude puede funcionar. Mientras mayor sea la participación ciudadana, mayores posibilidades de triunfo tiene AMLO.

Lo anterior lo saben los actores políticos que buscan los acuerdos, y por ello, empiezan a funcionar los cabildeos, que buscan ya salvar sus espacios. Por eso algunos personajes impresentables empiezan a ponerse la playera morenista, algunos gobernadores empiezan a hablar de transiciones y por eso la responsabilidad de Morena será mayor si el movimiento que encabeza triunfa, de una manera holgada y contundente.

Lo que viene ahora y después del 1 de julio, será de una alta responsabilidad pública y política para Morena, para sus militantes y para sus nuevos aliados externos y ciudadanos. Derrotado el régimen, no puede haber márgenes para los errores.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here