AMLO – Trump; simbolismos y expectativas

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Jorge Ignacio Luna Hernandez.

AMLO – Trump; simbolismos y expectativas

Jorge Luna

Hace escasos días, aún con la pandemia que mantiene congelado al globo y en medio de opiniones divididas al interior del país, el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador se reunió en Washington con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump para celebrar la entrada en vigor del T-MEC, luego de arribar a ese país en una aerolínea comercial acompañado por miembros de su gabinete.

Los detractores repudiaron la visita a la Casa Blanca e incluso reprocharon una supuesta sumisión del Presidente de México al vecino del norte, aunque anteriormente la crítica era diametralmente opuesta, la ausencia de visitas diplomáticas a otros Estados – Nación. Estos mismos detractores auguraron que AMLO regresaría a México humillado y que la dignidad de los mexicanos sería pisoteada. Nada más alejado de la realidad.

Para sorpresa de muchos, la relación diplomática entre ambos gobernantes giró en torno a una mística de absoluta cordialidad y respeto mutuo. AMLO reafirmó la soberanía del pueblo mexicano en suelo estadounidense y recibió innumerables elogios por parte de Donald Trump. Contrario a todo pronóstico, el Ejecutivo Federal salió ileso y fortalecido de este encuentro que dista mucho del que sostuviera Peña Nieto con Trump en 2016, cuando este último aún era candidato y que colocó al primero en el epicentro de la crítica internacional.

En este inédito encuentro, ambos gobernantes se hicieron acompañar de 11 de los más prominentes empresarios de cada país, quienes departieron en una cena y externaron su beneplácito por el acuerdo comercial, lo que sin duda refuerza el compromiso de una verdadera cooperación mutua para el desarrollo de América del Norte.

Con motivo de la entrada en vigor del T-MEC, López Obrador dirigió un mensaje redactado por él mismo que, algunos politólogos como Porfirio Muñoz Ledo, han calificado como una proeza diplomática. Sin embargo, el mensaje fue contundente aún antes de haber pronunciado palabra alguna. En su reunión con su homólogo, el Presidente portó una corbata verde, símbolo de la esperanza en que fundó su movimiento, estampada con seis águilas distintas que han aparecido en la bandera del México Independiente:

– El Escudo Constituyente de 1823, utilizado tras la derrota de Agustín Iturbide, del cual se suprimió la corona que llevaba el águila, enmarcando el fin del Virreinato.

– El Escudo de la República Centralista en 1836, que prevaleció durante 11 años en que se intentó poner fin a las revueltas y a la inestabilidad política de México.

– El Escudo Federalista de 1846, utilizado por los gobiernos liberales y federalistas en el marco de los conflictos bélicos entre México y Estados Unidos, derivados de su política expansionista.

– El Escudo del Centenario de la Independencia en 1910, instituido por Porfirio Díaz y que sería testigo de la Revolución Mexicana.

– El Escudo Carrancista de 1916, que precedió al constituyente de 1917 y la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en la cual por primera vez se contemplaron los derechos sociales, y

– El Escudo Cardenista de 1934. Es el Escudo que se utiliza actualmente, presente en nuestra bandera nacional.

Símbolos patrios que narran la historia de una nación independiente cuya soberanía hoy recae en Andrés Manuel López Obrador. Símbolos que nos recuerdan la lucha histórica del pueblo de México por conquistar su libertad y que dan fe de toda la sangre derramada por nuestros antepasados. Símbolos que recuerdan al Presidente de México que no tiene derecho a fallar.

Pero además de estos simbolismos, AMLO rememoró en su discurso las fructíferas relaciones bilaterales entre Lincoln y Juárez y entre Roosevelt y Cárdenas, quienes a pesar de grandes diferencias ideológicas como las que subsisten entre los actuales Jefes de Estado, permitieron significativos cambios en nuestro país, tales como la separación de la iglesia y el Estado y la expropiación del petróleo, sin que mediaran conflictos bélicos entre ambas naciones.

Lo mismo que de historia, habló también de los derechos sociales de los trabajadores. Fue contundente su postura cuando afirma que «de poco sirve tener capital y tecnología, si no se cuenta con buenos obreros que se destaquen por su imaginación, su talento y su mística de trabajo”, con lo que reafirma la necesidad, de mejores condiciones para los obreros mexicanos. Lanzó una frase determinante: «México es un país libre, digno y soberano» que deja en claro que nunca se volverá a permitir que se pisotee la dignidad de los mexicanos, como ocurrió con Peña Nieto en 2016 y culminó su discurso con tres enérgicos «Viva México» que resonaron como un grito de victoria en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca y en todo América del Norte.

No obstante, la prensa nacional se obstina en hacer notar una realidad que no existe y minimiza la importancia de esta reunión para celebrar la firma del T-MEC a una con fines electoreros en favor de Trump.

Sin embargo, más allá de interpretaciones y suposiciones, lo cierto es que la visita de Andrés Manuel a la Casa Blanca deja muy clara la disposición de los Jefes de Estado de ambas naciones para fortalecer las relaciones bilaterales y potencializar el desarrollo de la economía tras la crisis derivada del COVID-19. Con la entrada del T-MEC, considerado por muchos analistas el mejor acuerdo comercial de América del Norte, se abren grandes posibilidades de crecimiento económico para México.

Jorge Ignacio Luna Hernández
Licenciado en Derecho
Regidor Tercero de Coatepec
Maestrante en Administración Pública

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