Juana Aída Palermo pasó la mayor parte de su vida rodeada de libros.

Paola Cortés Pérez/ UV

Juana Aída Palermo Sánchez ha pasado la mayor parte de su vida rodeada de libros, lo cual considera una agradable experiencia. Ahora, después de 32 años de laborar como bibliotecaria en la Universidad Veracruzana (UV), se jubiló para dedicarle más tiempo a su familia.

Como agradecimiento a su dedicación y tiempo, así como por su trayectoria, la directora general de Bibliotecas de esta casa de estudios, Diana González Ortega, le entregó un reconocimiento y le dedicó unas palabras: “Queremos agradecerte todo el tiempo que brindaste a proporcionar servicio, porque no importa si hace frío o calor, tenemos que atender a los usuarios pues de ellos depende que existan las bibliotecas”.

Fue en 1979 cuando Juana Aída tuvo su primer trabajo en la Universidad. Recordó que hizo todo tipo de labores que había en esos tiempos, primero cubrió suplencias de conserje, después fue auxiliar de oficina y desempeñó otros puestos. Con el tiempo obtuvo su base.

“Tuve la oportunidad de presentar examen por escalafón, en aquellos años así daban las bases. Mi primer trabajo fue de ayudante de bibliotecario, años después concursé y logré el puesto de bibliotecario.”

Desde entonces trabajó la mayor parte de su vida en las bibliotecas universitarias. Por varios años –no recordó con exactitud cuántos– laboró en las instalaciones anteriores de la Biblioteca Central de la UV.

“Después, la vida me ofreció la oportunidad de hacer otras funciones. Quise regresar a la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) a jubilarme y tuve la oportunidad por cuestión de escalafón, participé y así logré regresar a este lugar.”

Añadió que a lo largo de más de 30 años de servicio, fue muy agradable trabajar en la biblioteca; “tuve buenos maestros en mis primeros años como bibliotecaria, como Griselda Avendaño, quien fuera directora de la Biblioteca Central en aquel tiempo, me enseñó a querer los libros y a respetar mi biblioteca”.

Al ser personal de base pudo moverse a otras bibliotecas más cercanas a su lugar de residencia para poder atender a su familia, especialmente a sus dos hijos. Fue así que trabajó en la Unidad de Humanidades y tiempo después en la Facultad de Biología, donde las labores eran extenuantes.

El brindar servicio en las bibliotecas le dejó grandes experiencias y aprendizajes; además, la convivencia con sus compañeros siempre fue agradable y armoniosa.

Al preguntarle cuál fue la experiencia que más recuerda, inmediatamente respondió que se trató de la recuperación de material bibliográfico para crear una biblioteca en la Facultad de Biología.

“Cuando llegué la biblioteca carecía de orden, se decía que desaparecería para integrarse a la USBI Xalapa. Mis compañeros me alentaron y apoyaron en todo momento para que hiciera la biblioteca, incluso dejaron a un lado su carga de trabajo para ayudarme a ordenar, rescatar y pegar libros.

”Fue una de las experiencias más importantes porque estaba en muy malas condiciones. Hoy existe esta biblioteca gracias al trabajo de muchas personas que laboran en la Facultad.”

Antes de jubilarse regresó a la USBI, donde tuvo bajo su responsabilidad el área de tesis y periódicos, y finalmente la sala con libros de psicología, filosofía e historia.

Aunque fueron muchos los libros que le gustaron, hubo algunos que llamaron más su atención, especialmente Memoria roja: historia de la guerrilla en México 1943-1968 y Tinísima de Elena Poniatowska.

Uno de sus hijos siguió sus pasos y ahora es encargado de la biblioteca de la sede del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Golfo. “La verdad siento mucha satisfacción, los dos son egresados de la Universidad Veracruzana”.

Ahora, después de 32 años como trabajadora de base y cuatro de suplente, Juana Aída Palermo está lista para disfrutar a su familia, en especial a sus nietas, hijos y esposo, quienes siempre han estado a su lado apoyándola.

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