Pedro Tamayo. Fotografía tomada de www.quequi.com.mx.

J.M.AHRENS/ EL PAÍS

Ciudad de México.- El periodismo tiene otra tumba abierta en México. El informador Pedro Tamayo Rosas, de 43 años, murió asesinado a última hora de la noche del miércoles en su domicilio de Tierra Blanca, Veracruz. La víctima estaba bajo protección estatal después de haber recibido amenazas. De poco le sirvió. Las primeras versiones apuntan a que sobre las once de la noche, un coche negro paró frente a su casa, dos sicarios bajaron y, sin ningún obstáculo, lo mataron de ocho balazos. Algunos medios apuntan a que lo acribillaron delante de su familia.

Tamayo había trabajado en diarios locales de Veracruz, como El Piñero de la cuenca. Bajo el nombre de En la línea del fuego daba cuenta de los crímenes que azotan este territorio infestado de zetas. En enero pasado, según El Universal, recibió amenazas cuando un empresario local, vinculado al cártel Jalisco Nueva Generación, entró en tratos con él para lanzar un diario. En su denuncia, el periodista aseguró que «policías vestidos de trabajadores de Telmex» habían acudido a su domicilio y le habían dicho a su esposa que le «bajara de huevos y dejara de estar chingando». Tamayo, bajo los auspicios de la Comisión Estatal de Protección a Periodistas, fue trasladado a Tijuana. Pero hace poco tiempo regresó a Veracruz por voluntad propia.

En la noche de su muerte, Tamayo, según medios locales, estaba en la puerta de su casa, atendiendo un puesto de comida con su familia. Una patrulla de la policía acababa de hacer la ronda, cuando llegaron los asesinos. En el lugar del crimen, quedaron ocho casquillos de nueve milímetros y la mancha oscura de la impunidad.

Su periódico, en la edición digital, lo despidió así: “La indignación es nada para las exigencias de justicia que los comunicadores deseamos ante este cúmulo de agresiones en territorio veracruzano. Descansa en paz, compañero Tamayo”.

Desde el año 2000 han muerto violentamente unos 90 reporteros en México. Una cifra convierte al país en el lugar más peligroso de América para ejercer la profesión. El punto negro es Veracruz, con 17 informadores muertos desde 2010, fecha en que el gobernador Javier Duarte de Ochoa se hizo con el poder.

A diferencia de otros crímenes, en el caso de Tamayo la amenaza era pública y había activado el protocolo de seguridad. Como es habitual, la víctima no trabajaba para ningún medio importante y carecía de dinero para protegerse a sí mismo. El 90% de los asesinatos de periodistas en México quedan impunes.

Texto publicado originalmente en:

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/21/mexico/1469082966_582443.html

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