Fotografía ilustrativa tomada de http://www.lagaceta.com.ar

DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO”

Créditos no deseados

Teresa Carbajal

A la vuelta de la esquina tendremos el fin de mes y con ello, el pago de la nómina gubernamental y de particulares, salarios quincenales, pensiones, jubilaciones y con ello el aumento en el uso de Cajeros Automáticos, en donde muchas historias se desarrollan dando lugar a innumerables sinsabores como registrar por duplicado las disposiciones de efectivo, la falta de papel para imprimir comprobantes de operaciones, el registro electrónico de retiros cuyo dinero nunca se te entrega, la retención de plásticos, entre muchos otros malos momentos que sin duda todos alguna vez hemos padecido.

De todo este catálogo de quejas quiero destacar los créditos “pre autorizados” que ofrecen los Cajeros Automáticos y que curiosamente aparecen ya casi para finalizar la operación, cuando lo más importante para el usuario es concluir el uso del cajero, pues hay una larga fila detrás que siempre te presiona para pasar rápido, y eliges la opción “aceptar” casi por inercia; aunado a la inexacta colocación de los botones en las opciones “aceptar/rechazar” “si/no”, y a leer rápidamente ó leer sin entender la pregunta que te despliega la pantalla.

Esto es, ante el menor descuido o distracción puedes oprimir el botón “aceptar” y con ello hacerte deudor de un crédito personal ó de nómina en el que ni siquiera estas interesado.

Y es que existen dos modalidades en el funcionamiento de esos créditos pre autorizados: una consiste en que una vez aceptado –vía cajero- , el dinero es depositado a tu cuenta en cuestión de minutos con la consiguiente aceptación del contrato de adhesión y su clausulado, tasa de interés, plazo, etc., obligándote por supuesto al pago total mas sus respectivos intereses, autorizando el pago vía cargo automático a tu cuenta; y la segunda modalidad, consiste en que esa aceptación electrónica, vía cajero, no surte efectos plenos hasta completar el trámite en sucursal, previa identificación y confirmación del interés en contratar, mostrando identificaciones y firmando la papelería necesaria.

Y aunque los segundos no dejan de ser un riesgo, porque ante la necesidad de obtener un préstamo rápido, aceptas contratar un crédito sin cerciorarte de que éste sea la mejor opción; lo cierto es que los más atroces son los primeros, aquéllos en los que basta ese equívoco de oprimir la tecla incorrecta para viciar tu voluntad de contratar algo que simplemente no deseas.

Sin embargo, lo relevante de esta opinión es que esta “trampa automática” para hacerte aceptar un crédito no deseado y mucho menos solicitado: tiene reversa.

Si fue tu caso, y te enteras que contrataste uno de estos créditos vía cajero ¡No lo dispongas! y acude inmediatamente a la sucursal bancaria a solicitar la cancelación del crédito, cuando levantes el trámite cerciórate de que el funcionario o ejecutivo bancario se identifique, te diga cuál es su cargo y te proporcione un comprobante o folio de aclaración con el que debas de dar seguimiento a tu solicitud y comprobar en un momento dado que tu voluntad fue cancelar ese crédito no deseado en la mayor brevedad posible, no basta con que inicies el trámite, sino que debes concluirlo, hasta obtener el comprobante de la cancelación de dicho crédito.

Por otra parte, si se da el caso que te digan que no es posible hacer la cancelación, pregunta por el Titular de la Unidad Especializada de Atención a Usuarios (UNE) y solicita ahí la atención correspondiente, el encargado de la Unidad es el responsable de atender tu queja, no te regreses pensando que no hay nada que hacer.

Si no obtienes una respuesta favorable siempre puedes presentar una Queja vía la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros; para eso necesitarás acreditar que acudiste en un primer momento directamente al banco y que fuiste mal atendido o rechazado.

Pero no olvides, que no debes disponer del crédito, porque ello puede perjudicar tu trámite de cancelación y el resultado en donde salgas favorecido en la Queja, pues disponer de ese financiamiento implica de manera tácita la aceptación del mismo y su correspondiente costo.

A esto nos referimos en el Barzón cuando decimos que Todos Somos Deudores, pues aunque son muchos los escenarios y las causas por las que alguien decide contratar un crédito, cuyo trayecto hacia el pago final se torne complicado, convirtiéndonos la falta de previsión, cultura financiera y necesidad en deudores; a veces basta un descuido para tener un crédito no deseado y perjudicar por un largo tiempo nuestra economía, al imponer una carga o gravamen a nuestro salario con pagos mensuales e intereses altos.

Pero en todos los casos el conocimiento de nuestros derechos como consumidores y usuarios de servicios financieros nos permitirá siempre salir adelante de la situación de cartera vencida, al exigir, protestar, cuestionar y pedir el castigo y supresión de todas las malas prácticas y usos bancarios que atropellan nuestra dignidad y que nos convierten en deudores.

¡Hasta la próxima!

Contacto elbarzonrc@yahoo.com.mx, @terecarbajal

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