Fotografía de periodistasenlinea.com

Kairós

De miserables y pobres

Francisco Montfort Guillén

No me refiero a los discursos de los candidatos que repiten los mismos lugares comunes que expresaron durante las <<campañas internas>> de sus partidos y dedicados a sus militantes y simpatizantes. Tampoco a los mensajes dignos de lástima que sigue recetando a la población el actual gobernador <<de cuyo nombre no puedo acordarme>>. Me refiero al drama, irresuelto por la sociedad mexicana, de los millones de compatriotas que carecen de los ingresos suficientes para vivir una vida digna, sin estrecheces ni pesares evitables, provocados por la exclusión y la desigualdad.

En un entramado digno de Ripley, las autoridades han conseguido que los teóricos de la pobreza, los expertos del desarrollo mencionen las más diversas causas del estado de miseria y diversas pobrezas en que viven millones de mexicanos. Todas las teorías y las causas tienen algo de verdad, pero oscurecen la causa principal de la pobreza en México. Nadie duda de que se requiere de profundos estudios para tratar con seriedad el tema de la desigualdad, que difiere del problema de la exclusión en algunos aspectos importantes y que también exige de estudios serios. Por si fuera poco este desafío, el problema de la miseria y de la pobreza también necesita de esfuerzos teóricos e investigaciones empíricas para dilucidar sus causas y propones soluciones.

En México, y en general en América Latina estos problemas son abordados con una mirada impregnada de moralidad. En el caso de la desigualdad, existen comentaristas y estudiosos que afirman que ese abordaje debe evitarse porque causa sentimientos y animadversiones proclives a la división entre los mexicanos. Y es que, por ejemplo, se condena en grupo a todos los que forman parte del uno por ciento de los más ricos de México. A todos se les considera parásitos, a todos se les ve como como chupacabras, extractores de la sangre de millones de trabajadores. Este punto de vista se vio reforzado con la teoría de Michel Piketty, el francés que advirtió sobre el efecto perverso de las herencias y la riqueza acumulada hereditariamente configurada como rentas y no como creación de riquezas. En ese grupo, sin embargo, y sobre todo en Estados Unidos de América, existen innovadores, empresarios que empezaron desde cero y que han acumulado sus grandes fortunas debido a su genio emprendedor, a su inteligencia innovadora, a sus aportaciones al bienestar de millones de personas. Es cierto que en México las grandes fortunas tienen, en la mayoría de los casos, otras causas. Volveremos sobre el tema.

Cuando el tema a abordar es la miseria y las pobrezas los enfoques teóricos y las investigaciones empíricas crecen casi al infinito. Por ejemplo, en el caso de las pobrezas, se ha llegado a descomponer el anterior concepto de pobreza con diferentes adjetivos (pobreza laboral, alimentaria, etcétera) e inclusive ahora se mide el concepto de riesgo de caer en la pobreza. En el fondo de las pobrezas se encuentran aquellas personas que viven en la miseria.

Visto así el asunto, este problema parece un globo con agua. Si se le aprieta en un lado, le sale otro chipote por otro lado: combatir <<una pobreza>> significa descuidar otra o combatir dos de ellas provoca que otra aumente y deforme el globo. Esta situación describe la variedad de enfoques y la ausencia de puntos de vista en común que provoca el llamado <<combate a la pobreza>> término de guerra que parece poco apropiado si de resolver un problema social interno se trata.

Desde la izquierda el problema se simplifica hasta el reduccionismo. Las causas son como grandes fantasmas: la globalización, el neoliberalismo, el Consenso de Washington, el Tratado de Libre Comercio y por supuesto, el uno por ciento más rico del país. Estos <<fantasmas>> desde luego que influyen. Pero lo han hecho en los dos sentidos, es decir, han generado pobreza en aquellos individuos o grupos sociales que no han sido capaces de adaptarse a las nuevas condiciones de mercado; pero también han generado riquezas, algunas estratosféricas, como las que obtienen los empresarios líderes del sector agropecuario, que rebasan los 70 mil millones anuales de ganancias. Por cierto, ninguno de esos nuevos empresarios en la producción alimentaria y la cadena de producción que la sostiene tienen por sede a Veracruz. Además, la nueva y creciente clase media que invade el país es el fruto de todas esas políticas que tienen por base las nuevas condiciones mundiales de producción y distribución. Nuevamente, si en Veracruz no las vemos es porque en nuestro estado ninguno de los tres gobiernos priistas de los últimos 18 años ha sido capaz de incorporar a la sociedad veracruzana en los nuevos escenarios que comandan el desarrollo del capitalismo digital.

Una más que pertinente referencia sobre unos textos que escribió en 1923 Don Daniel Cosío Villegas. Dice, primero, la nota introductoria al adelanto editorial sobre el primer curso de sociología en el país: <<un fantasma recorre la idiosincrasia nacional: el de que México posee recursos naturales inagotables. Una de las mentes liberales más lúcidas que ha tenido el país se encargó, hace muchos décadas, de desmontar la leyenda>>. El texto puede ahora replicarse sustituyendo las palabras México y mexicanos por Veracruz y veracruzanos.

Dice uno de los párrafos: <<Al español se debe la perniciosa idea de una riqueza fantástica en su territorio…Más tarde, otros extranjeros –el barón de Humboldt, por ejemplo- siguieron apoyando la idea de que Veracruz era un país extraordinariamente rico….El pueblo veracruzano… Cree de modo definitivo… que su estado es muy rico… Hay ciertos hechos demasiado visibles y amargos que lo inclinarían a uno a pensar casi de golpe a creer en una pobreza definitiva e incurable del territorio veracruzano… Además, ¿por qué si Veracruz es un estado extraordinariamente rico, el 60% o más de su población vive en una situación de miseria visible? Puede decirse que es por pereza, por mala organización económica, por torpes e inmorales gobernantes o políticos, por ignorancia, por atraso en la ciencia y en la educación. De todos modos, esto es pobreza y pobreza de la peor especie. Significa indiscutiblemente falta de recursos… Debe considerarse que el veracruzano, por su educación, por su temperamento, y por la organización económica y social repetida y sancionada durante toda la existencia del país, no llegará a poseer nunca la riqueza minera. El veracruzano es hombre dispuesto a comprar, con veinte pesos un billete de lotería, porque haciendo un pequeño esfuerzo tiene la esperanza, aun cuando sea remota de obtener cien mil… le agrada y es partidario del azar, pero no es el veracruzano quien va a poner toda su fortuna en una explotación que lo mismo puede duplicarla que hacerla perder de modo definitivo e irremediable…>> (La riqueza de México, Letras Libres, marzo 2016).

La explicación política del origen y causa de la miseria y las pobrezas parece más pertinente. Macario Schettino es partidario de la explicación de que los mexicanos hemos sido educados en un régimen de privilegios. Y que cada uno de nosotros está más dispuesto a defender esos privilegios, así sean pequeños y estúpidos, agrego yo. Nadie quiere ser igual ante la ley. Todos buscamos diferenciarnos y ser superiores en algo: heredar una plaza en el magisterio, en ligar de competir; tener un lugar apartado en las colas de los espectáculos o un lugar para estacionarnos; tener un pariente o amigo político que nos ofrezca una aviaduría o de perdida una plaza aunque tenga uno que trabajar.

El otro mal político es crear puestos en la burocracia de empleos innecesarios; ofrecer un puesto a un servidor servil para que lo administre como negocio particular, con la condición de que <<salpique>> las ganancias; o recoger de manera metódica y consistente las <<mordidas>>, los <<moches>>, los <<diezmos>>. Las llamadas obras públicas, en realidad negocios privados son un medio que permite guardar las apariencias de una de las más diversas formas en que los servidores públicos esquilman a los ciudadanos.

En fin: la exclusión, la marginación, la miseria y las pobrezas en Veracruz tienen su principal origen en el manejo de la política, que durante los últimos 18 años se han incrementado al redoblar los privilegios, al utilizar los presupuestos de manera facciosa, al aumentar los modos y las contribuciones de las corrupciones y las impunidades. Sin mercados construidos y conquistados, sin empresarios auténticos y no hombres de negocios atados a las ubres presupuestales del gobierno (por su complicidad, ahora que no les pagan, tampoco pueden demandar legalmente a sus poco honorables socios), sin empresas que creen ciencia y tecnología, es decir, sin recursos frutos del talento humano, la fantasía de la abundancia de recursos naturales, se queda en mera retórica. Y el <<Bueno para nada>> ofrece crear 92 mil empleos, en una economía paralizada por la corrupción, la improductividad y la incompetencia. ¡Al tiempo! ¡Válgame!

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here