Los siete candidatos.

Entre Columnas
Diagnóstico de todos.
Martín Quitano Martínez
mquim1962@hotmail.com

A ver si alguna vez nos agrupamos realmente todos
y nos ponemos firmes como gallinas que defienden a sus pollos.
Nicanor Parra

El diagnóstico de cada uno de los 7 aspirantes a la gubernatura coinciden con el de millones de veracruzanos en un punto por demás fácil de reconocer: el de la tragedia veracruzana profundizada en el ejercicio de casi 12 años de gobierno, marcados por la corrupción y la impunidad, donde se agudizan las debilidades institucionales y se engrandece el cinismo y la desvergüenza.

Las fidelidades veracruzanas y con ellas el arribo de la generación de los “velociraptors”, fueron para algunos la panacea en la justificación de que todo está permitido; el enriquecimiento y la arbitrariedad, el espacio de poder sin escrúpulos, se convirtieron en cánones que definieron el comportamiento de muchos que esperaban y obtuvieron y los que aún esperan que algún día sea su día para reproducirse en el pinche poder con todo lo que ello implica.

Los señalamientos hacia el actual gobierno son muestra palpable de los niveles de descrédito que este ejercicio le supone a las mayorías. Algunas encuestas sitúan la aceptación del gobernador en tan solo 3.8 puntos y sigue en picada. En el tobogán de los desprecios, la lectura del porqué es fácil; nunca como ahora se habían tenido tantos y tan delicados problemas, nunca como ahora se ha manifestado con tal descaro la ineficiencia, la omisión de responsabilidades y los malos manejos hechos por alguna administración, nunca como ahora el miedo, el terror por la violencia y la inseguridad, nunca como ahora la profundidad de la descomposición gubernamental.

Ahora mismo muy pocos o casi nadie, incluidos los incondicionales por interés, salen en defensa de un gobierno que concentra y es referente de señalamientos de lo más indeseable de cualquier ejercicio gubernamental. Sumido en el desprestigio, lanza aún los coletazos de su feneciente actuación, aún faltan algunos meses para su final y tiene controles y convenios que pueden marcar el derrotero de su linaje partidario, no quiere dejar pasar la idea de que todo lo tiene perdido.

Si para la oposición la normalidad de señalar las trapacerías y los horrores veracruzanos es la línea, ahora el candidato del partido gobernante tiene que asumir los costos de las condiciones en las que vivimos. En este gobierno y principalmente en su ejecutivo tiene sin duda su mayor adversario, caminando en su laberinto tricolor es prisionero de las notas malas que día a día surgen por doquier en la entidad, pareciera no tener escape, pareciera solo tener de dos, o se colude o señala y refrenda su compromiso por marcar distancia y ser abandonado en sus economías, en los respaldos de la maquinaria, en el acompañamiento de los “velociraptors” que cual señores feudales ofrecen o no las alianzas de la complicidad.

La pesada ancla de los resultados de los últimos gobiernos y el hartazgo social que sobre ellos pesa puede ser el elemento que hunda al anacrónico y soberbio priismo veracruzano el próximo 5 de junio. Su candidato busca desmarcarse y es comprensible, sin embargo se requiere mucho más que argumentar en primera persona sobre las diferencias, el sentimiento social envía mensajes de una incredulidad y de un enojo que han hecho más complejas y complicadas las formas de contenerlas con las viejas prácticas. Esperemos y veremos que tanto las dolencias sociales manifiestas se hacen concretas.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Seguramente una similar sequía de ideas y propuestas como en las actuales campañas ha provocado la alarmante sequía territorial que nos aqueja.

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