Pese a la oscuridad hay que salir y caminar.

Martín Quitano Martínez.

mquim1962@hotmail.com

Aunque tengamos la evidencia de que hemos de vivir constantemente en la oscuridad y en las tinieblas, sin objeto y sin fin, hay que tener esperanza.
Pío Baroja (1872-1956) Escritor español

Analizar la vida pública y política nacional implica, salvo excepciones, enfrentarse una y otra vez a las condiciones en las que se desarrolla, malogrados lugares comunes y diagnósticos desesperanzadores; una vida cotidiana marcada por el desencanto, el miedo y por ese palpable agotamiento social que desde hace ya mucho tiempo ha generado un individualismo favorablemente aprovechado por el poder. De continuar así, nuestro presente supone una afrenta para el optimismo y la cancelación de oportunidades para lograr los cambios que sin duda se requieren para una vida social e individual de mayor calidad para todos.

Soy un convencido de que los negros escenarios que ahora vivimos no son prueba concluyente de que hemos perdido el futuro, que estamos derrotados. No se han cancelado todas las expectativas de cambio ni han conseguido impedir que aún subsistan deseos y hechos para la propuesta y la esperanza, no como una posición ingenua y romántica o como un asidero emocional, sino como la posibilidad concreta de pensar y hacer cosas distintas frente a lo que ahora nos toca vivir.

Sin duda existen esfuerzos y luchas que reivindican mejores alternativas, los vemos en múltiples y variados frentes, desde la pugna por la libertad de expresión que ha costado vidas, a la lucha y las propuestas contra corrupción y por la rendición de cuentas, desde la exigencia por la modificación del modelo vigente de crecimiento económico que ha deteriorado y puesto en jaque a nuestro medio ambiente, al reclamo contra la desigualdad existente.

Múltiples y variadas luchas, participaciones ciudadanas que pese a las adversidades se mantienen allí dando aires frescos contra las visiones y actos expoliadores cargados de autoritarismo y desdén que ejercen los grupos de poder cada vez más lejanos de la sociedad a la que se deben.

La urgente construcción de mecanismos de participación que apuntalen las reivindicaciones alternativas requiere de establecer las responsabilidades que debemos asumir como ciudadanos, pues el juego de la queja y la descalificación de mesa solo alimentan el descrédito y la pereza social.

Procurarnos mejores autoridades, mejores administraciones y políticas públicas nos involucra estar activos, participantes, vencer el hartazgo que inmoviliza y reduce nuestras oportunidades de hacer valer nuestra opinión.
En el juego del poder democrático, de la vida social y pública todos tenemos cartas para jugar, utilicémoslas para poner nuestro granito de arena, para revertir este horrible escenario en el que vivimos, aceptemos el reto de sobreponernos a la inmovilidad, a la desconfianza, a esperar que otros hagan lo que debemos hacer todos juntos. Pese a la oscuridad hay que salir y caminar.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Recursos para las zonas metropolitanas de Veracruz: escasos, perdidos en la licuadora SEFIPLAN y mal aplicados.

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