Egresados de la Especialización de Promoción de la Lectura de la UV.

 

Edith Escalón/UV

Xalapa, Ver.- Por el impacto social de sus proyectos, concretados y en marcha en distintos centros e instituciones educativas, cinco egresados de la primera generación de la Especialización en Promoción de la Lectura de la Universidad Veracruzana (UV) obtuvieron mención honorífica por la Facultad de Letras Españolas, dependencia que respalda este programa.

Josefina Ramírez Arias, Karina Contreras González, Teresa Pérez Ornelas, Laura Pérez Vásquez y Sergio Antonio López Acosta “han demostrado el potencial que la formación profesional en promoción de la lectura puede tener”, dijo Olivia Jarvio, coordinadora de la especialización y representante de la UV en la Red Internacional de Universidades Lectoras.

Diagnósticos de hábitos lectores en preescolar, primaria, bachillerato y universidad, análisis de estrategias pedagógicas y propuestas innovadoras para contagiar el gusto por leer, son los ejes de los cinco proyectos que este año impactarán socialmente en distintos espacios escolares.

Olivia Jarvio explicó que los cinco estudiantes aprovecharon además las oportunidades de movilidad internacional que ofrece la UV, al realizar estancias de trabajo en universidades españolas: dos de ellas en la Facultad de Educación, en Extremadura; dos más en la Facultad de Filología, en Cádiz, y el egresado, en la Universidad de Salamanca.

Maestros, los principales formadores

Uno de los proyectos está dirigido a la formación de docentes lectores del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz (Cobaev), con 71 planteles educativos en la entidad y una matrícula de más de 40 mil estudiantes. La propuesta, diseñada por Josefina Ramírez, se implementará con el apoyo de la Academia de Lectura y Redacción en distintas fases.

Según su diagnóstico, en Cobaev apenas el 25 por ciento de los maestros son lectores, de ahí la necesidad de esta propuesta: “El profesor será promotor en la medida en que él sea lector; y no se trata de dar clases de Español, Lectura y Redacción o Literatura, eso no forma lectores. Para contagiar el gusto por leer, los maestros necesitan un perfil, una serie de recursos, de capacidades, de materiales”, comentó.

Karina Contreras, por su parte, realizó un programa piloto con 20 maestros de una primaria en Coatepec, que se aplicará a 37 escuelas de la Zona Escolar 15 de este municipio. Según su diagnóstico, los docentes leen apenas dos libros al año, salvo contadas excepciones. Su propuesta fue el diseño y la puesta en marcha de un taller de lectura y escritura creativa para ellos.

“Para lograr la formación de hábitos lectores los maestros necesitan un acompañamiento para motivarlos, una serie de estrategias que puedan elegir y aplicar en clase, y vivir la experiencia de la lectura por placer. Sólo así ellos estarán en condiciones de replicar estos conocimientos con sus propios alumnos.”

Universitarios y niños lectores

El sector universitario también fue revisado en el proyecto de Teresa Pérez, quien analizó la experiencia educativa de elección libre Taller para Promotores de Lectura, que se impartió por primera vez en 2012 a 16 estudiantes en Xalapa, y hoy se imparte a más de mil 500 en todo Veracruz.

Esta opción fue creada luego del diagnóstico institucional que hiciera la Universidad en 2007, y que arrojó datos desalentadores en términos de hábitos lectores: “Los universitarios leíamos 4.8 libros al año; ahora, con experiencias como ésta que estamos evaluando constantemente, vamos reforzando y creando hábitos de lectura en los estudiantes”.

El proyecto de Sergio López, también enfocado a universitarios, buscó promover la lectura en espacios virtuales utilizando el portal de lectores y lecturas de la UV, mediante el análisis, evaluación y diseño de una propuesta de contenidos que incluyó la difusión de obras literarias científicas.

Para proponer estrategias de formación de hábitos lectores en niños de preescolar, Laura Pérez elaboró un diagnóstico y programa piloto en uno de los Centros de Desarrollo Infantil (Cendi) de Xalapa, donde trabajó con niños de cuatro años durante dos meses, desarrollando competencias de lectura crítica a partir del diseño de objetivos, consensuados con los padres de familia.

 

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