Masacre en Minatitlán (1)

Entre Columnas

Gobierno honesto… y capaz.

Martín Quitano Martínez
mquim1962@hotmail.com
twitter: @mquim1962

Mi deber es hacer cumplir la ley no sólo con medidas del resorte de la autoridad, sino con el ejemplo (…).
Benito Juárez.

Nuestras frágiles condiciones sociales e institucionales nos marcan diariamente y nos impelen a reflexionar que las dificultades se acrecientan y las esperanzas se dislocan ante los sucesos diarios, nos impiden sustraernos de las malas y dolorosas noticias que rompen con imaginarios de mejora en nuestras vidas. ¿Cómo no pensar en ello y querer pasar sin opinar?

Sería absurdo pensar que las nuevas administraciones federal y estatales podrían dar soluciones inmediatas a las complejas y trágicas condiciones en las cuales nos encontramos, sin embargo el tamaño del reto es de tal magnitud que es obligado pensar que se requiere algo más que la llegada de hombres honestos para enfrentar y resolver nuestras carencias y problemáticas.

No es suficiente la buena voluntad para gobernar, porque por más que se prometan en campaña, no existen las soluciones inmediatas y mágicas, la violencia e inseguridad no se termina por decreto.

Nuestro país ha ido profundizado sus problemas. La aplicación de modelos económicos y actitudes políticas que favorecieron la desigualdad, el abuso, la arbitrariedad e impunidad, fueron ejerciéndose con mayor cinismo; la corrupción arraigada en los ejercicios públicos y privados, la inseguridad y la violencia instalados en nuestras vidas, tocando las puertas de todos, esparciendo el miedo, el terror, en todas partes, cegando oportunidades, lacerando vidas y productividades.

A contramano también ha habido y hay actores sociales y políticos que trabajan contra la ilegalidad y por mejorar nuestra difícil y larga travesía democrática, que han señalado y propuesto mecanismos e instituciones que corrijan la vida social y publica, defendiendo y apoyando para lograr un sistema democrático que dé resultados distintos a los que cobijaron la barbarie, la injusticia, la corrupción y la impunidad. Organizaciones sociales que abrieron espacio a debates por los derechos humanos y la diversidad, por el rescate ambiental y los derechos a la pluralidad.

La vida nacional es un mosaico amplio donde la convivencia en libertad y con respetos básicos, fue construyéndose a tirones y a contracorriente de gobiernos y poderes facticos autoritarios, abriendo espacios y fortaleciendo a una sociedad que, aun con fuertes contradicciones, ha conformado un conjunto democrático, institucional y legal que avizoraba mejores condiciones que las actuales.

Una demanda incuestionable es que se modifiquen o cambien las cosas que no funcionan correctamente, que se recomponga el entramado institucional y social, que se procuren condiciones para tener una vida digna, el asunto es como, de qué forma se logran si la polarización social se acentúa, si los responsables de aplicar la ley, de gobernar y administrar, son ignorantes o incapaces.

Lograr sacar adelante al País y a Veracruz, no puede permitirse vulnerando las instituciones y las leyes, no puede centrarse en insistir en debates y confrontas que poco o nada ayudan a un ejercicio de gobierno que obligadamente debe de llamar a la reconciliación, al respeto de las leyes, al imperio de un estado de derecho que históricamente ha sido violentado y pasado por alto, generando estos niveles de descomposición existentes.

Las transformaciones que nos son urgentes merecen no solo ser impulsadas por hombres y mujeres honestos, sino también por hombres y mujeres capaces, con voluntades expresas en reconocer las limitaciones y las fortalezas que se tienen en lo individual, en la sociedad y las instituciones. Se requieren visiones y hechos que dejen atrás el maniqueísmo, las actitudes chatas y limitadas de supremacía moral, de ignorancia y soberbia; se necesita que asuman sus responsabilidades con humildad y dejen atrás las innegables simulaciones y dobles lenguajes.

México y Veracruz se desangran, viven las peores pesadillas. No se puede continuar abonando la intolerancia y la ineficiencia. Buscar el refugio irreductible de la posesión de la palabra verdadera, sin rectificar, sin reconocer que hay mucho por hacer y que en ello se debe empeñar toda la apertura, convocatoria y búsqueda de coincidencias posibles para resolver nuestros problemas.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Ante nuestra crisis ambiental global, el día de la tierra debe ser todos los días.

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