Inés lucha contra la leucemia (1)
VIOLETA SANTIAGO
Agua Dulce, Ver.- La casa se siente vacía y hace frío: el aire entra impregnado a leña por la puerta trasera y apenas atraviesa algunos metros de vivienda, sale por la de enfrente. Una única bombilla amarilla trata de iluminar la estancia en la que apenas hay dos camas, un par de hamacas amarradas de las vigas que soportan el laminado, una mesa de madera enmohecida y algunas cajas con ropa.
En esa casita, al final de un camino de tierra serpenteante y dentro de la localidad de Los Manantiales, vive Inés García Suárez, de ocho años de edad, quien desde hace tres años comenzó a luchar contra el cáncer aún cuando su diagnóstico demoró debido a la ignorancia y la resignación de la pobreza.
Inés es muy tímida. En su cabecita redonda hay una pelusa rizada de color café oscuro que deja ver el cráneo donde antes había abundante y espeso cabello marrón, como el de su madre, Leticia Suárez Santana, una mujer que ha tenido que llevar el hogar sola, más las complicaciones de la enfermedad de su niña.
Leticia se sienta en una cama que tiene ladrillos y tarimas de base; el colchón apenas está cubierto por una colcha. Pero ahí se suben todo, además de Inés, sus otros dos hermanitos acompañan a escuchar la entrevista, mientras en el patio corren dos nietos de Leticia.
Ella en total tuvo nueve hijos, pero los mayores ya se fueron a trabajar, aunque no le ayudan. Ahora sólo tiene tres a su cargo y dos nietos, cinco niños en total, mientras que ella gana algunos pesos lavando o planchando ajeno, sin acceso a programas sociales ni otro tipo de ayuda, además de que el padre de los menores tampoco le da pensión.
Hace casi tres años, cuando Inés tenía seis, notó que tenía varios moretones en el cuerpo aunque creyó que se lastimaba al jugar. No obstante la niña comenzó a ponerse débil y fue que la llevaron al Centro de Salud de Manantiales, pero no había doctor, así que acabaron en Las Choapas en un particular. Ahí le dijeron que la niña no tenía nada.
Apenas unas semanas después Inés comenzó a sangrar. Un vecino se compadeció y la ayudó a ir con otro médico particular, el cual les advirtió “está grave”. Los análisis confirmaron el diagnóstico temido: leucemia linfoblástica aguda. “Me sentí de lo peor”, recordó Leticia cuando recibió la noticia.
En el 2016 Inés empezó a recibir quimioterapia en el Hospital Comunitario, en Coatzacoalcos, pero suspendió el tratamiento ya que su mamá no tenía recursos para viajar de Agua Dulce hasta allá. Hoy la niña pesa 34 kilogramos y vuelve a recibir quimioterapia, aunque le han advertido que no puede dejar otra vez el proceso, porque una recaída no la soportará.
Leticia dice que ha recibido apoyo del DIF Municipal con el vehículo para ir a la quimioterapia. Sin embargo, desconoce que en el estado hay desabasto de medicamentos para el cáncer y que la Secretaría de Salud ha pedido paciencia y una espera de hasta cuatro meses, cuando el tiempo en esta enfermedad es de vida o muerte.
Inés lucha contra la leucemia (2)
Una televisión
Inés es muy introvertida y su voz suave apenas es audible. Casi no puede —ni debe— salir a jugar porque sus defensas están por los suelos y fácilmente sangra. Por eso lo que más añora es una televisión para ver caricaturas o escuchar música, algo que pueda hacer tranquilamente desde su casa, sin cansarse ni ponerse en riesgo.
Su mamá la mira con ternura y dice que sí ha tratado de conseguirle el aparato, pero que si ni siquiera tiene para lo básico, menos para comprar una televisión. A veces la niña va a casa de los vecinos a mirar un poco de ‘tele’, “pero, pues no es lo mismo”, confiesa su mamá.
Sangre
Leticia también ha tenido dificultades para encontrar donadores de sangre, pues a veces la pequeña ha necesitado transfusiones y cada vez es más difícil que le den el servicio porque actualmente debe lo de diez donadores.
Quien desee ayudar puede acudir al Hospital Comunitario, en Coatzacoalcos, o al Hospital Dr. Pedro Coronel, en Las Choapas, y dar el nombre de Inés García Suárez para completar el requerimiento de donadores. “Es que muchas veces quieren cobrar por la sangre y no tenemos”, lamentó la angustiada madre, quien pidió ayuda a personas que desinteresadamente deseen y puedan ayudar de esta forma.
Leucemia en Veracruz
Según datos de la Universidad Veracruzana (UV), cada año en Veracruz se suman 50 nuevos casos de niños con leucemia, el cáncer que afecta a las células primitivas productoras de sangre, sobre todo a los glóbulos blancos, y que nace en la médula ósea para luego propagarse a la sangre.
Según los datos de la UV, el cáncer en la sangre o leucemia es uno de los más costosos de  tratar “por las constantes sesiones de quimioterapia, las cuales suelen alcanzar el elevado precio de ocho mil pesos por sesión, sin contar la hospitalización y demás cuidados a los pacientes”.
Aunque la mayoría de los casos del estado se atienden en el Centro Estatal de Cancerología del Estado de Veracruz (CECAN), niños del sur de Veracruz como Inés han tenido la oportunidad de recibir su tratamiento más cerca, en Coatzacoalcos, lo que les ahorra costos y facilita que accedan a una cura.
A Inés todavía le faltan, cuando menos, unos dos años y medio de quimioterapias. Su cabello ya ha resentido las primeras sesiones y cuando sale del tratamiento está de mal humor, vomita o le duele la cabeza. En sus ojos se refleja el sufrimiento, pero también la esperanza de que pronto sus células sanguíneas se repongan y pueda dejar esta etapa atrás.

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