Fotografía ilustrativa.

Ciudad de México.- La reforma educativa que se trata de aplicar en México no produce los efectos esperados porque las autoridades no se han concentrado ni en el conocimiento ni en el aprendizaje como instrumentos centrales de un verdadero cambio transformador, y han dejado fuera de cualquier discusión a los propios maestros, revela Felipe Hevia de la Jara, académico del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Con motivo del día del maestro, el especialista en educación sostiene que la reforma de 2013, “impuesta” de manera vertical y sin consultar a los maestros de a pie, “ha centrado su discusión en aspectos laborales, las deficiencias de las evaluaciones, o el poder sindical, sin tomar en cuenta estrategias sobre cómo lograr que los niños lean y comprendan las lecturas, cómo aplicar métodos científicos educativos y motivarlos con la enseñanza, o que los padres se involucren para que sus hijos dominen las matemáticas y puedan utilizarlas para resolver sus problemas cotidianos”.

El doctor Hevia, autor de varios libros sobre la problemática educativa en México, y recientemente acreedor del Premio de Investigación 2015 de la Academia Mexicana de Ciencias, considera como un acierto implementar una reforma en el sector porque se estaba en crisis: “los niños no estaban aprendiendo para ser ciudadanos responsables y alcanzar buenos empleos, mientras que había una imbricación dañina entre las autoridades y el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) que retrasaba cualquier proceso de mejora”.

Pero al momento de evaluar los errores que trajo aparejado la ley acordada por los principales partidos políticos en el Congreso de la Unión, “no se colocó al aprendizaje en el centro de la política, se creyó que evaluando a los docentes y cambiando políticas sobre ellos era suficiente y así se iba a contar con una educación de calidad. El resultado es claro: no es así como se producen las transformaciones de fondo, sin que los maestros fueran escuchados sobre la necesidad de establecer un modelo educativo”, asevera.

El caso Veracruz

Como un caso para ejemplificar lo que ha sucedido en el ámbito nacional, Hevia refiere al caso de Veracruz, donde las autoridades sólo se interesaron en acallar la protesta y dividir a los maestros, lo cual lograron, pero nunca se los convocó ni consultó para participar en foros o mesas de discusión sobre la reforma que se quería alcanzar. “Sin la participación de los maestros, ni la discusión sobre las consecuencias, tanto ellos como la sociedad no sea han involucrado, y hoy tenemos un impacto sobre la sustentabilidad de la reforma”.

Estos cambios, estas reformas “se hacen en espacios cerrados, con nula participación de los maestro -agrega-, y se implementan de manera vertical en las entidades federativas”.

El académico se pregunta: “¿cómo lograr que los niños no abandonen la escuela?, ¿qué estrategias didácticas se deben utilizar para incrementar la lectura del náhuatl?, ¿cómo enseñar valores republicanos?, ¿cómo lograr que los niños lean y comprendan lo que leen?, ¿qué se puede hacer para que se conozcan y sepan aplicar el método científico?

Si estas preguntas fueran las que se debatieran en la política educativa, los maestros serían escuchados. Pero esos son los cuestionamientos que la política educativa no se está haciendo, pero tampoco la está realizando el sector magisterial.

“Sin respuesta a estas preguntas, no habrá reforma educativa que cambie el panorama actual y que permita pensar que la educación sigue siendo el bien colectivo más preciado que tenemos”, finaliza.

Información publicada originalmente en: https://divulgacionciesas.wordpress.com/2016/05/15/estancada-la-reforma-educativa-porque-el-aprendizaje-no-es-prioridad-para-las-autoridades-ciesas/

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