12 horas de vuelo. Foto de Luis Ernesto Pérez.

Ciudad de México.- Los hombres vivimos ajustándonos o resistiendo al modelo hegemónico de masculinidad; así construimos y habitamos nuestros espacios de existencia renunciando a nuestra sensibilidad y encarnando un “deber ser” antes de permitirnos ejercer de forma libre nuestro ser hombre.

Tal es la reflexión del maestro Juan Carlos Palma Velasco, integrante de la Escuela Nacional de Danza Folklórica (ENDF) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que lo llevó a crear la pieza coreográfica 12 horas de vuelo: Hablando al chile de hombre a hombre, que se presentará el domingo 10 de junio, a las 18:00, en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque. Entrada libre

Palma Velasco es bailarín y coreógrafo mexicano de origen mixteco. Es investigador en el campo de la danza tradicional y folklórica. Su práctica está relacionada con los procesos de memoria e identidad y con las maneras en que el cuerpo configura sus posibilidades de resistencia. Es maestro en investigación de la danza por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi Danza) del INBA y licenciado en Danza por la ENDF. Además, es especialista en Language of Dance por el Language of Dance Centre, beneficiario del programa Creadores escénicos 2016 del Fonca y actualmente colabora en el proyecto Danza y Frontera en conjunto con Amanda Piña (Viena) y Alma Quintana.

Sobre la esencia del montaje, explica que busca reflexionar los modos en que se construye la identidad masculina en la danza folklórica, integrando un enfoque testimonial, experiencial y documental que problematiza las nociones de cuerpo-hombre y cuerpo-sensible en el devenir de la contemporaneidad.

El creador recuerda el origen de esta propuesta, anécdota que contribuyó también al nombre de la misma:

“La idea nace en un vuelo de 12 horas, mientras escribía un texto que reflexiona sobre la construcción de la identidad como un continuo performance. Pensaba que como sujetos siempre somos ‘otros’ ante el resto del mundo, nos representamos a nosotros mismos y a la vez nos ajustamos a esquemas establecidos sobre lo masculino, lo femenino, lo dominante, lo dominado, etcétera. Así, buscamos nuestros sitios de pertenencia”.

Desde el punto de vista de su autor, la propuesta 12 horas de vuelo: Hablando al chile de hombre a hombre permite ver a la danza como una práctica que contribuye al ejercicio libre de la masculinidad desde múltiples sitios, así como las muchas posibilidades de habitar y construir el cuerpo masculino en múltiples contextos, periodos históricos y realidades sociales.

La lectura que se busca en el espectador radica en “generar preguntas y reflexionar en torno a la noción de ‘ser hombre’ en la contemporaneidad, plantear las maneras en que podemos redescubrir nuestra sensibilidad, replegada por consecuencia de los roles, estereotipos y el deber ser”.

Finalmente, Palma Velasco se dice satisfecho con este montaje ya que resulta innovador porque pudo trabajar desde el lenguaje de danza folklórica como una herramienta enunciativa y de creación en vínculo con las prácticas de tradición.

Cabe destacar que 12 horas de vuelo: Hablando al chile de hombre a hombre está conformada por cinco momentos escénicos:

Danza del ejido 20 Matamoros (Mickey morris, puño y grulla) pieza que habla del ser hombre como un acto de empoderamiento y posicionamiento en un contexto que resiste a la violencia generando respuestas sensibles desde el cuerpo, su fuerza, el desborde de sí y la relación con la tierra. El gavilán, es una pieza que se construye a partir del estereotipo del bailarín hombre en la danza folklórica. Fuga de sí, pieza creada por Paula Herrera, inspirada en aquello que hay detrás del ser hombre y las emociones develadas detrás de la máscara del deber ser.

Fragmentos, pieza que explora la construcción de una identidad situada entre lo femenino y lo masculino, una entidad aparentemente sin género que hace pensar en fronteras genéricas desdibujadas. Sembrando flores, pieza que propone nuevas maneras de ejercer lo masculino a partir de cuestionar y modificar nuestras maneras de relacionarnos con otros hombres afectivamente.

 

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