Filiberto Lozano, el ciudadano incómodo

Primera parte

Williams Cortez

Xalapa, Ver.- Filiberto Lozano Romero es un abogado, activista y enamorado del periodismo, quien durante nueve años ha presentado más de 18 mil solicitudes de información ante el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI), y con ello, decenas de funcionarios estatales y municipales se han puesto a trabajar.

Desde el año 2007 comenzó su entrenamiento como solicitante de información hasta convertirse en el veracruzano que más ejerce el derecho a la información.

Sus miles de preguntas han permitido conocer con nombre y apellido a los deudores del servicio de agua potable ante la Ayuntamiento de Xalapa, que el palacio municipal no tiene escrituras, que la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) es un fraude, que la Secretaría de Seguridad Púbica (SSP) destina una partida secreta para el comando canino, entre tantas cosas que de otro modo seguirían siendo un secreto.

Luego de arreciar sus cuestionamientos y poner al Ayuntamiento de Xalapa tras las cuerdas, exhibiendo los elevados índices de opacidad que la autoridad se empeña en negar para optar por auto premiarse y presentarse públicamente como “el más transparente de Veracruz”, Filiberto fue denunciado.

Hace unos días la Jefa de la Unidad Municipal de Transparencia y Acceso a la Información de Xalapa, María Teresa Parada Cortés, presentó una queja ante el IVAI en contra de Filiberto por presuntamente incurrir en el “abuso del derecho al acceso a la información”.

LOS DEUDORES DE CMAS

Durante la entrevista con primerpárrafo.com, Filiberto Lozano recuerda que como activista, y luego de recibir su retiro voluntario por haber laborado en el gobierno del Estado, optó por instalarse en el callejón del Diamante, en el centro de Xalapa, en un edificio que por muchos años había tenido una fuga de agua potable que derivó en una deuda histórica por un millón de pesos, la cual, luego de una negociación con el Ayuntamiento de Xalapa bajó a 200 mil pesos.

“Sin querer, con ese asunto caímos en algo que apenas iniciaba en el 2007, que era la Ley de Acceso a la Información, y a partir de ahí le hemos dado seguimiento, logrando mover un poquito la opacidad y la rendición de cuentas”.

– En aquel entonces pediste la lista de deudores a la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS).

-Sí, era una lista enorme que por supuesto estaba maquillada y que nosotros por seguridad guardamos una copia. Había nombres que por cierto siguen apareciendo en la lista, son los consentidos del sistema, los becarios del Ayuntamiento.

-Eso fue una bomba que los periodistas supieron aprovechar.

-Se publicó en muchos medios de comunicación, también comenzaron a llegarme amenazas de los grandes despachos y funcionarios que decían que me iban a denunciar por haber hecho un mal uso de los datos personales y a todos, incluidos los «grandes académicos», se les olvida un dato muy sencillo: si no está legislado está permitido y si los ciudadanos tienen un nombre público lo deben cuidar, pero además, si tu nombre está involucrado a un programa o a un presupuesto público tienes la obligación de ser transparente ante el Estado.

-¿Aquella Ley de Transparencia era mejor que la actual?

-En el marco del Acuerdo por la Gobernabilidad se hizo una mejor ley que vino a ser acotada años después por Flavino Ríos, porque antes los resolutivos del IVAI eran inatacable y hoy tienen un recursos que permite alargar el proceso, antes si te negaban la información podías calcular tenerla en un año, ahora la puedes tener en mucho más tiempo.

ROSTRO Y APELLIDO A LOS CORRUPTOS

Cuando le fue negada la información relativa a la deuda de otros usuarios con CMAS, Filiberto comenzó a realizar más preguntas, a la manera en que lo hace el reportero, o mejor aún, como lo hacen los niños, “y cuando ya desarrollamos un mayor sentido, comenzamos a ser más claros en las preguntas, y eso hice, pedí calles afectadas por fugas, presupuesto de obras, montos de tarifas, bitácoras, hasta que me los pasé a traer”.

Luego presentó el primer recurso ante el IVAI, el cual fue resuelto a favor por los entonces consejeros Álvaro de Gasperin Sampieri y Luz del Carmen Martí Capitanachi, y con el voto particular de Rafaela López Salas.

Ese fue el primer caso emblemático para el IVAI, que cimbró a la clase política y empresarial y que permitió a un sector de la sociedad darse cuenta que el IVAI podría servir para acceder a información hasta entonces inaccesible. A partir de allí han sido muchos los ciudadanos que han estado solicitando y publicando ese tipo de información.

“A mí me exigían pagar una deuda sumamente alta, que ni siquiera debía yo, entonces lo que hice fue pedir información de los demás deudores, era una deuda que existía, que ahí estaba y a la que yo solamente le puse rostro, nombres y apellidos”.

Aquella lista ampliamente difundida incluía a empresarios, hoteleros, inmobiliarias, políticos, directores de medios de comunicación, funcionarios estatales y funcionarios del propio Ayuntamiento de Xalapa como regidores y directores de área. Se encontró casos de privilegiados que no habían pagado el servicio de agua potable durante 14 años y con adeudos de hasta 200 mil pesos.

AMENAZAS

“Yo no podía pararme por las plazas comerciales esos días porque había gente que me había visto en los periódicos y me la mentaba, que me sacaba la lengua y caí en la cuenta que eran los balconeados”, recuerda Filiberto.

“Algunos me mandaron abogados para reclamarme el haber sacado la lista, porque había personas nacidas en pañales de seda y yo les decía: «pues tienen dos vías, una es pagar y otra es demandar, demanden si les hice daño moral”.

A pesar de que su conocimiento de la materia de la transparencia era incipiente, Filiberto comenzó a empaparse para una posible defensa jurídica. “Llegué a la conclusión de que no iban a proceder porque la información es pública y por lo tanto al tener la información me puedo dormir con ella, la puedo mandar a la leña o publicarla, hice esto último, la hice pública y se la di a varios periodistas que me comenzaron a buscar para pedírmela para hacer notas”.

Como resultado del escándalo mediático, el Ayuntamiento de Xalapa recuperó una gran parte de la deuda que entonces ascendía a 30 millones de pesos, “nunca me agradecieron que luego de ser ventiladas, muchas de esas personas fueron a pagar para que ya no fueran balconeados”.

A partir de entonces, cada año algún usuario requiere la lista de deudores a la CMAS, y cada año se conoce que el monto de la deuda es cercana a los 30 millones de pesos.

Continuará…

Nota relacionada: http://primerparrafo.com/acusan-a-ciudadano-de-abusar-del-acceso-a-la-informacion-en-xalapa/

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