Maltrato durante una vaquillada en imagen de Internet.

ANIMALIA

Apatía edilicia

Maricarmen García Elías

Desde hace casi dos años está tipificado como delito el maltrato animal en nuestra entidad, derivado de esto son varias las denuncias interpuestas por la ciudadanía ante la Fiscalía en el estado. Además también existe la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, la cual obliga a los ayuntamientos crear sus propios reglamentos en la materia.

Actualmente de los 212 municipios son menos de 10 los que han acatado esta disposición, pero aún los ayuntamientos que cuentan con reglamento de protección animal no lo aplican del todo y algunos de ellos no ha ejercido una sola multa por maltrato animal o permiten cosas que están prohibidas tanto en la ley como en el propio reglamento que aprobaron, cayendo en una apatía edilicia inexplicable.

El caso más evidente fue el de Teocelo donde la alcaldesa -quien ha tenido una actuación pésima y mediocre al frente del municipio mostrando incompetencia para resolver cualquier tema- se pasó por el arco del triunfo el reglamento que existía y que prohibía las vaquilladas haciendo de Teocelo el primer municipio antitaurino que fuera reconocido en su momento a nivel internacional, su ignorancia fue tal que no solo las permitió sino que aún con el resultado: Un joven muerto que dejó en orfandad a una familia, lo echó para atrás y en sesión de cabildo aprobó uno a modo.

Ahora se permiten las vaquilladas y los accidentes que puedan ocurrir pues antes que la ley está el compadrazgo y el quedar bien con las familias “bien” que además son las organizadoras de esta burrada en aquel pueblo.

Xalapa, Veracruz y Boca del Río en sus reglamentos prohíben corridas de toros, peleas de gallos y tracción a sangre, sin embargo aún no se hace la sustitución de las carretas por tracción motora, lo que diariamente ocasiona el maltrato a caballos y burros que en pleno sol o lluvia cargan no solo la carreta sino al tipo que se trepa y los desperdicios o material que recogen.

Este es uno de los maltratos más evidentes, pues no se necesita ser médico veterinario para observar las llagas, las punzadas o cortes y la desnutrición que sufren estos animales más de ocho horas al día toda la semana.

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