Fotografía ilustrativa tomada de http://cedhicr.com

¡COMO VENCER EL TERRIBLE HÁBITO DE QUEJARSE!

FERNANDO F. CANCELA

Hay quienes dicen que la Biblia fue escrita para un tiempo; que es una recopilación de libros pasados de moda; que fue escrita por hombres de carne y hueso y que por lo mismo, se pierde credibilidad, sin embargo, cuando uno lee la carta a los Filipenses, es cuando se reflexiona en que no hay algo escrito que sea más actual; en ese sentido, si usted quiere saber cómo era en realidad el Apóstol Pablo, no hay como leer su carta, que es portadora de gran sabiduría y buen consejo.

En la carta de Pablo a los Filipenses capítulo 2 y versículos 14 y 15 de la Biblia Nueva Versión Internacional, el Apóstol Pablo aconseja a los cristianos de la iglesia de Filipos y les dice. “Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento,…”

Cómo ve usted mi apreciado lector (a), esto de quejarse, no es nada nuevo; si el Apóstol Pablo brinda este consejo, es porque la gente de la iglesia de Filipos se quejaba amargamente; también había riñas y contiendas.

Hacerle una pregunta, en la escala del 1 al 10, ¿cómo calificaría su actitud con la que enfrenta la vida? En lo personal, tengo que ser sincero con usted y yo me pondría entre 6 y 7 más o menos; ¿usted con cuanto se calificaría?

De acuerdo a lo que entiendo de la palabra de Dios, debo decirle que si queremos disfrutar el resto de nuestras vidas, entonces tenemos que aprender a vencer el hábito de quejarnos, pues quejarse es ser aguafiestas, nos hace infelices y hacemos infelices a todo aquel que nos rodea; el problema es que es un hábito difícil de romper. Se tiene que reconocer que los seres humanos por naturaleza somos negativos; tendemos a mirar las cosas malas de la vida; pero, ¿cómo podemos romper este hábito que nos hace infelices a nosotros mismos y a los demás?, este mal hábito que solo nos mete en problemas.

El versículo 14 del capítulo 2 de la carta a los Filipenses dice así: “Háganlo todo sin quejas ni contiendas,…”, en ese sentido, el Apóstol Pablo les pide a los cristianos de la iglesia de Filipos que corrijan el terrible hábito de quejarse, un espantoso defecto humano; cuesta mucho trabajo admitirlo pero los humanos así somos… muy quejumbrosos, nos quejamos de todo, todo el tiempo. Que si hace calor, porque hace calor, que si hace frio, porque hace frio, si llovizna porque nos vamos a mojar, es increíble la actitud humana hacia la vida.

En este versículo, el Apóstol Pablo está atacando de manera directa el defecto por el que está pasando la gente de la iglesia; pone el dedo en la llaga sobre un problema profundo de los Filipenses. En ese sentido, quiero que se da cuenta de un detalle que es muy importante, actualmente nos seguimos quejando, por eso la carta de Pablo, es muy actual; es realmente difícil encontrar una persona que le vea el lado positivo a las cosas, somos buenos para ver siempre el lado negativo, si tenemos el pelo corto porque tenemos el pelo corto, si somos lacios queremos ser chinos, si somos chinos queremos ser lacios; la que es gordita quiere ser flaquita y la que es flaquita, quiere ser delgada, en fin, siempre tratamos de justificarnos.

Sin duda, este es un defecto del carácter que nos permite ser felices. En Chiapas dicen así: “No hay grupera”, o sea, nada nos está bien, nada nos queda y si queremos ser felices tenemos que cambiar nuestra actitud; es un defecto que si no lo enfrentamos, siempre lo llevaremos con nosotros a donde vallamos, de tal manera que inmortalizamos aquella frase que dice: “Genio y figura, hasta la sepultura”.

Dentro del corazón humano siempre hay ese instinto de ser insatisfechos e insaciables. Siempre queremos más; nos levantamos y en vez de darle gracias a Dios por haber amanecido, automáticamente vemos lo negativo de las cosas; en vez de ver lo bueno, es como si estuviéramos programados para ver lo malo.

Para colmo, los medios de comunicación, llámense prensa, radio y televisión, nos hacen ver las cosas de manera negativa; lo bueno no es noticia, la buena noticia es lo malo. Una buena noticia es que haya un accidente en Lázaro Cárdenas, donde las personas perdieron la vida calcinadas, esa es la noticia del día. Si alguien está haciendo una buena labor en alguna zona de la ciudad, eso es una noticia que a nadie le interesa; es por eso que Pablo le habla a los Filipenses a través de su carta y les pide tratar esta terrible deficiencia de estarse quejando todo el tiempo.

En ese sentido, en ninguna parte de la Biblia se puede ver la incongruencia de un cristiano como aquí, tan es así que Pablo lo pone en primer lugar; les hace ver a los Filipenses que ellos son cristianos y que si realmente aman a Jesús, como es que todo el tiempo se estuvieran quejando de todo, esa es una incongruencia que hay que destacar; pues una persona que dice seguir a Cristo, y que ama a Cristo, pero que todo el tiempo se está quejando, esa persona es incongruente.

Por eso Pablo insiste en ese pequeño detalle, es decir, tenemos que ser congruentes y… ¿qué es ser congruente en este caso?, ser congruente es que lo que decimos de Jesús tenga relación con la forma en cómo vivimos, incongruencia es cuando vivimos de una manera diferente a la que decimos. Es por esa razón que Pablo señala el punto, no hay otro lugar donde se demuestre más la incongruencia que en este punto.

En ese sentido, el hecho de vivir sin quejas, también trae su recompensa, en el versículo 15 del mismo capítulo 2 de la carta de Pablo a los Filipenses dice así: “para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento,…”

Aquí, el Apóstol Pablo quien anteriormente había sido líder de la secta de los Fariseos pero que fue convertido al cristianismo nos da a conocer 3 resultados al no vivir sin quejas: intachables es el primero; el segundo es puros y el tercero es hijos de Dios sin culpa.

El primer punto nos enseña que si no nos quejamos seremos intachables, ¿qué quiere decir eso? que la gente no tendrá nada que señalarnos, no tendremos de que se nos acuse, porque a veces la gente señala ese detalle y nos pone una espantosa X, pero es posible que seamos libres de ese problema. Puro quiere decir sin defecto… maduro, luego entonces, el resultado que recibe una persona que no se queja, es la madurez.

Esto no se puede confundir con la idea de perfección, esto no quiere decir que no tengamos errores, no hay nadie aún perfecto solo Jesús lo fue en la tierra y lo es en el cielo. Pureza tiene que ver con el carácter, tiene que ver con madurez, una persona que no se queja es una persona madura; ¿cuál es la característica que tienen por ejemplo los niños?, que son inmaduros, la característica principal de los niños es que de todo se quejan. Así que cuando vemos una persona adulta quejándose de todo le decimos: –pareces un niño-; -te comportas como un niño-, o -eres un inmaduro-; esta es la idea de la pureza, que tiene que ver con nuestro carácter, con nuestra madurez.

El tercer resultado de no quejarse es que seremos: “hijos de Dios sin culpa”, la idea es que viviremos con una conciencia libre; o libres de conciencia; no hay nada más agradable que vivir con la conciencia libre; porque la culpa nos hace infelices, la culpa mata a cualquiera y lo hace infeliz. Imagine apreciado lector (a) que algún día podamos decir, -no me siento culpable de nada-, -vivo en paz y puedo dormir tranquilo porque no tengo culpas en mi corazón-. Por eso la importancia de ser perdonados y perdonar a quienes nos han hecho mal.

Todo lo contrario de vivir en una cultura torcida y depravada, tenemos que analizar las palabras escritas en la Biblia porque las palabras fueron buscadas exprofeso, es decir que… a Pablo, no solo se le ocurrió escribirlas por escribirlas; por ejemplo, torcido quiere decir que no sigue el rumbo y así está la sociedad, la sociedad esta torcida no sigue el rumbo correcto, es la característica fundamental de la gente que no conoce a Dios.

Depravada es una palabra más fuerte; depravado es aquel que es perverso, que ya rebasó los límites, esta sociedad en la que nos encontramos inmersos se caracteriza cada vez más por la situación de muertos por doquier; las cosas que vemos hoy, no se veían hace 30 años; esa es la depravación; de repente, alguien sube un video al Wat donde un niño de 4 o 5 años se encuentra realizando bailes sexuales y los papas hasta les aplauden felices y les tararean la canción: he he he he he; luego entonces, nuestra sociedad está llevando los límites cada vez más altos, cada vez más allá de lo que es permisible.

Cuando hace 30 años veíamos en las noticias que hombres adultos mantenían relaciones con niños, era una cosa realmente espantosa, incluso todavía no se daba a conocer el nombre de ese terrible delito, pero ahorita ya es algo normal ver a niños que los prostituyen, niños que son abusados sexualmente, obligados a mantener una relación sexual con adultos; la prostitución infantil crece desmedidamente sin que nadie haga nada al respecto y por eso hay hombres que buscan tener relaciones sexuales con niñas e incluso… con niños y todavía dicen los muy depravados y cínicos, -esto es lo máximo… es lo de punta… es lo de hoy-.

Eso es lo depravado, la sociedad sin Dios; la familia sin Dios han permitido que sean rebasados los límites; no sé como estaremos dentro de otros 30 años, pero no es difícil saber que si seguimos así, es muy probable que nos estaremos destruyendo los unos a los otros; si ya de por si hay quienes se levantan y pareciera que tienen escrito en la frente, -confrontación, confrontación y más confrontación-.

Algunos futurólogos piensan que la humanidad en unos años llegará a una situación tan caótica que va a requerir la intervención directa de Dios para darle un giro a lo que está ocurriendo en esta tierra contaminada por nosotros mismos donde van a vivir nuestros hijos y nuestros nietos. Ese es el mundo torcido y depravado al que se refiere el Apóstol Pablo.

Pablo dice en la frase siguiente del versículo 15: “brillan como estrellas en el firmamento,…” Lo que Pablo quiere decir aquí, es que una de las características de la sociedad de este mundo torcido y depravado que siempre se está quejando es que si existe alguien que no se queja, luego entonces, brillará como las estrellas en el firmamento.

Si alguien le dice usted, -¿porque siempre te encuentras en un plan optimista a pesar de la inseguridad? no lo dude mi apreciado lector (a), es porque está brillando como una estrella en el firmamento. Por tanto, si aprendemos a superar este terrible defecto de estarnos quejando, brillaremos como estrellas en el firmamento, de lo contrario si empezamos a hablar mal de lo que hacemos y de nuestros compañeros, la gente de nuestro alrededor nos tachará y nos catalogarán como quejumbrosos; uno mismo se presta al chisme y a que todo mundo hable mal de uno.

Por eso Pablo en el versículo 14 nos aconseja, ya eviten eso, vivan de esta manera porque lo que Dios quiere es que seamos como una estrella en el firmamento o sea, que brillemos entre la sociedad.

Para dejar de ser quejumbrosos, hace falta más que fuerza de voluntad. Tenemos que dar 5 pasos sencillos para lograrlo.

El primer paso para dejar de ser quejumbrosos se encuentra en el libro de Proverbios capítulo 28 y versículo 13 de la Biblia Nueva Versión Internacional que dice así: “Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.”

Pablo dice aquí que tenemos que admitir que tenemos el problema de ser quejumbrosos, y además, que tenemos que confesarlo pues quien encubre su pecado o defecto y no lo reconoce, jamás prosperará.

Si queremos tener éxito en nuestras vidas tenemos que admitir nuestros errores, ese es el primer paso, es decir, lo admito y confieso: -Sí. Si tengo ese problema, -Sí. Si soy así-, tenemos que admitir esa debilidad, no podemos decir lo que dice José-José en su canción: “Soy así, así nací y así me moriré”; esto es lo que no se debe hacer.

¿Qué sucede con las personas que no admitimos que tenemos un problema severo?, que nunca sanaremos porque vivimos en la más completa negación.

El Segundo paso para dejar de ser quejumbrosos se encuentra en Proverbios Capítulo 19 y versículo 3 que dice así: “Hay personas que se arruinan así mismos por sus propios errores estúpidos y luego culpan al señor”.

Lo que dice aquí el Rey Salomón en su libro de Proverbios, es que tenemos que aceptar nuestra responsabilidad por nuestros propios actos. Esto lo dicen los psicólogos tratando de descubrir lo que siempre ha estado en la Biblia; la psicología nos ayuda para ver que lo que dice la bendita palabra de Dios, es cierto, los psicólogos han descubierto que cuando una persona intenta culpar a los demás de sus problemas que ha creado, lo hace porque eso le provoca sentirse mejor, cuando yo le echo la culpa a otra persona de mis problemas lo hacemos porque eso nos quita un poco de culpa y nos hace sentir mejor, pero… ¿eso nos va a sanar? No.

Luego entonces, el segundo paso es admitir nuestra responsabilidad por nuestros propios actos, en vez de estar echando la culpa a otras personas; dicho en otras palabras cosechamos lo que sembramos; si sembramos odio y rencor, cosecharemos odio y rencor, podemos hacer con nuestra vida lo que nosotros queramos pero una vez que ya tomamos la decisión, lo demás ya no es gratuito, ahora deberemos hacernos cargo de nuestros actos y nuestras decisiones.

Es por eso que muchas personas nos quejamos porque queremos echarle la culpa a las circunstancias, le queremos echar la culpa a otras personas, le echamos la culpa al mal tiempo, le echamos la culpa a los gobiernos, le echamos la culpa a la economía, le echamos la culpa a todo y a todos en vez de hacernos responsables, vea lo que dice la bendita palabra de Dios, hay quienes se arruinan la vida por sus propios errores tontos y después le echamos la culpa a Dios.

Existen tres tipos de personas en la vida, los acusadores, los excusadores y los selectores; los acusadores son aquellos que le echan la culpa de sus fracasos a otros; los excusadores son aquellos que si bien no le echan la culpa a otros, siempre tienen una excusa; es clásico decir, -se me cayó-, el clásico “se me” es la escusa de los excusadores; porque mejor no decimos, -lo tiré-, luego entonces decimos, -se me cayó-, lo que intentamos decir en realidad es que yo no tuve la culpa, no sé qué pasó; el famoso “se me”, se me cayó, se me olvidó; o como decía el Chavo del 8, “se me chispoteo”, porque mejor no decimos, lo tiré, lo olvidé… siempre se excusa uno de todo.

Los selectores son aquellos que dicen: -eso fue mi culpa por lo tanto no echaré la culpa a nadie-; lo admito y sigo adelante, tomo una decisión y decido buscar la solución, eso es genial, esas son las personas que tienen éxito en la vida porque admiten su responsabilidad por sus decisiones y se mueven hacia adelante. El fracaso no siempre es malo, sirve cuando aprendemos de él y seguimos hacia adelante.

El tercer paso para dejar de ser quejumbrosos se encuentra en la Primera Carta a los Tesalonicenses capítulo 5 y versículo 18 que dice así: “Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”

El Apóstol Pablo dice en su carta a los Tesalonicenses que demos gracias en todo; esto no quiere decir por todo, sino en todo, es decir, no podemos decir si algo nos duele, -gracias señor por este dolor-, pero en el dolor decimos, -señor, me duele pero sé que hay algo positivo en esto y me acojo a tu voluntad por eso te doy gracias-, de lo contrario, nos vemos como masoquistas, pues el masoquista da gracias hasta por el dolor.

“En” quiere decir, en medio de la circunstancia, luego entonces, el tercer paso que debemos dar es ser agradecidos, necesitamos desarrollar la actitud de agradecimiento. Tenemos tanta fe que claramente nos damos cuenta y sabemos que Dios está trabajando por todas las circunstancias y por lo tanto, somos agradecidos. Dios tiene nuestros asuntos en sus manos y él nos dará como resultado algo bueno es cuando debemos agradecerle a Dios por la buena resolución; debemos de aprender a estar contentos con todo y por todo lo que tenemos, este es un antídoto para todo tipo de quejas porque cada vez que nos quejamos, estamos siendo ingratos.

No debemos decir, -esta comida no me gustó-, porque nos ponemos exigentes, queremos manjares; queremos caviar y langosta, no aprendemos a ser agradecidos tengamos mucho o poco; necesitamos desarrollar una actitud de agradecimiento; porque si analizamos en el fondo, estamos siendo ingratos; en virtud de que hay quienes no tienen nada que comer. Mentalmente dígale a Dios aquí, -gracias señor porque hoy tengo algo que llevarme a la boca-.

El Apóstol Pablo en Filipenses 4:11 dice: “No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.” Eso es lo que nosotros debemos aprender a ser agradecidos en cualquier situación, luego entonces, que nuestra oración sea así, -señor enséñame a ser agradecido-; cuando aprendamos esto, significará que seremos maduros; significará que no estoy determinado ni controlando a las circunstancias que me rodean, cuando aprendemos eso, sabemos que Dios es quien nos controla, no las circunstancias y entonces tenemos una buena actitud a pesar de lo que pase.

El cuarto paso para dejar de ser quejumbrosos se encuentra en la Segunda Carta del Apóstol Pablo a los Corintios capítulo 4 y versículos 17 y 18 que dicen: “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.”

Vea usted cómo define el Apóstol Pablo sus sufrimientos, como ligeros y efímeros y cuando uno lee esto reflexiona, tendría que estar loco el Apóstol Pablo para escribir esto porque si hay un humano que haya sufrido en vida cuando estuvo en esta tierra fue sin duda el Apóstol Pablo; él fue azotado, fue apedreado y lo dejaron semimuerto en una ciudad y vea como cataloga sus sufrimientos como insignificantes y momentáneos.

Recuerda usted el comercial del vochito, el Volkswagen que hacia las veces de una especie de mosca que se movía y hacia ruido cuando alguien lo trataba de matar con el matamoscas; aquel hombre le pegaban al vochito y el vochito se sacudía las llantas y el chasis y salía y arrancaba nuevamente haciendo ese ruido, “vip-vip-vip-vip”; más adelante el hombre le volvía a pegar un matamoscaso y cuando uno veía el comercial pensaba, -ahora si se quedó muerto el vochito-, pero no, salía nuevamente sacudiéndose el polvo bien contento y feliz diciendo “vip-vip-vip-vip”.

Este comercial me recuerda que en el libro de Hechos de la Biblia al Apóstol Pablo lo fueron a tirar fuera de la ciudad después de lapidarlo porque pensaban que ya estaba muerto, ahí lo dejaron y al rato Pablo despertó se sacudió el polvo y regresó con los cristianos de la iglesia; todavía los animó a seguir adelante, era un hombre fuera de serie. Pero nosotros con un dolorcito de uña pequeñito ya queremos 15 días de incapacidad; una gripa estacional y nombre, pedimos esquina; un dolorcito de cabeza y ya queremos una tomografía axial computarizada; un dolorcito en el abdomen y ya queremos un ultrasonido y unas imágenes de resonancia magnética; es deberás increíble nuestra actitud con la que enfrentamos la vida, por eso no podemos ser felices porque las circunstancias nos apachurran, nos dominan y nos controlan.

Pablo considera su sufrimiento pasajero y momentáneo y dice, -ya pasará-, así es que cuando estemos pasando por una crisis o un dolorcillo, solo digamos, -esto es insignificante, ya pasará- Es por eso que Pablo dice que nos fijemos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Seamos honestos mi apreciado lector (a), ¿deberás vivimos así?

La verdad es que casi nunca pensamos en las cosas que no se ven, casi siempre pensamos en las cosas que se ven, nuestra vida gira en relación a lo terrenal, a una mejor casa, un mejor coche, ya queremos esto, ya queremos aquello y en las cosas que no se ven la verdad ni pensamos en ellas, por lo que tenemos que cambiar e invertir nuestra manera de pensar. Pablo dice que las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven… son eternas.

En ese sentido, ¿ha pensado cuanto va a durar su casa?, ¿100 años tal vez?, nunca ha pensado que algún día llegará a ser una ruina total; las cosas que se ven son temporales. Dios nos está preguntando ¿en qué estás invirtiendo tu vida? luego entonces, tenemos que contestarle a Dios con toda sinceridad y decirle, -señor, toda mi atención, todo mi trabajo y todo mi esfuerzo ha estado dedicado a las cosas que se ven aquí en la tierra-, porque tenemos que reconocerlo, siempre estamos enfocados en las cosas que se ven.

Entonces el paso 4 para dejar ser quejumbrosos es que necesitamos aprender a ver la mano de Dios en cada circunstancia de nuestras vidas, eso es lo que el Apóstol Pablo está diciendo en su carta. Una persona que está atenta a ver la mano de Dios en su vida en medio de sus circunstancias, no se va a quejar.

La razón por la que una y otra vez se nos dice en la Biblia que no debemos quejarnos, es que quejarse es una rebelión contra Dios, cuando me quejo de mis circunstancias en realidad lo que estamos haciendo es quejarnos contra Dios, casi casi decimos, -si yo fuera Dios, haría las cosas de otra manera-, o -Dios no sabes hacer las cosas-, -si tú me dieras la oportunidad de dirigir el universo, todo estaría en orden-, es decir, atacamos la sabiduría de Dios, atacamos el cuidado de Dios y sobre todo, olvidamos la bondad de Dios.

El quinto y último paso para dejar de ser quejumbrosos lo encontramos en la carta de Pablo a los Efesios capítulo 4 y versículo 29 que dice: “No dejes que ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la edificación.”

Pablo dice aquí que hay que cuidar lo que hablamos y decimos; que ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca; una palabra corrompida sería la crítica, la mentira, la difamación, un insulto, el chisme, una majadería, una queja, algo que decimos pero que no edifica, también es una palabra corrompida; es mejor que tapemos nuestra boca cuando estemos a punto de decir una palabra corrompida; que nuestras palabras ni nos corrompan ni nos autodestruyan, luego entonces, el 5 paso es hablar de manera positiva.

En ese sentido, la única manera de deshacernos del mal hábito de estarnos quejando es sustituirlo por otra cosa, digamos que aquí es cierto el famoso refrán mexicano que dice: “un clavo saca otro clavo”, es decir que para quitarnos un defecto tenemos que sustituirlo por alguna actividad positiva, esto es lo que Pablo dice, -cuida tu lenguaje-. No debemos enfocarnos en quitarnos el defecto; es decir, no debemos decir, -ya no voy a tomar-, -ya no voy a tomar-, -ya no voy a tomar-; porque terminaremos tomando; hay que enfocarse en otra cosa y eso hará que el problema se valla de nosotros, esto es lo mismo en nuestra manera de quejarnos, podemos comenzar a cambiar a partir de hoy al hablar solamente cosas positivas.

Esto es imposible hacerlo solos, tenemos que pedir ayuda a Dios cada día, un día a la vez, debemos levantarnos por la mañana y debemos decir a Dios, -señor, ayúdame en este día a no hablar cosas negativas, puede ser que algo se le valla y que no lo logre, pero con tan solo nuestro esfuerzo, estaremos avanzando como dice la canción: “dos pasitos para delante y un pasito para atrás”; ¿avanzamos?, claro que avanzamos un paso, y así sucesivamente hasta lograrlo, ¿se puede?, claro que si se puede, no podremos si lo hacemos con nuestras propias fuerzas, es por eso que tenemos que hacerlo con las fuerzas que Dios nos da cada día.

Que Dios lo (la) cuide y lo (la) bendiga, mi apreciado (ada) lector (a).

Correo Electrónico: dere.cancela@gmail.com
Facebook: Fernando Fabricio Cancela Márquez

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