Los niños y los adultos revitalizan la Danza del Caballito del Señor Santiago.

Karina de la Paz Reyes Díaz/ UV

La Danza del Caballito del Señor Santiago es una representación única en la región que permanecía sólo en el recuerdo de los habitantes de Chiltoyac, pues en 1984 dejó de interpretarse y con ello también fue silenciada su música, basada en el tambor, la flauta de carrizo y los cascabeles. El año pasado, tras más de tres décadas, resurgió y actualmente los niños y adultos de la comunidad son los más entusiasmados en el rescate.

En 2012 inició labores el Centro Comunitario de Tradiciones, Oficios y Saberes de Chiltoyac (Cecomu), un proyecto transdisciplinario de vinculación, que articula actividades de docencia, de investigación participativa y de creación colectiva desde la creatividad social y la recreación de los saberes, impulsado por el Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (EcoDiálogo) de la Universidad Veracruzana (UV).

Los propósitos del Cecomu son restaurar el sentido de comunidad y fortalecer la identidad sociocultural y el sentido de pertenencia; revalorar las tradiciones, los conocimientos, los saberes ancestrales y la cultura local; generar y compartir saberes y conocimientos útiles para la vida; propiciar la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente; propiciar alternativas para la producción local y crear mercados de productos regionales; fortalecer los valores humanos de solidaridad, cuidado y convivencia.

La primera propuesta de la comunidad fue la revitalización de la Danza del Caballito del Señor Santiago, lo cual lograron a través de un proceso de organización comunitaria local; la presentaron el primer viernes de marzo de 2015, precisó la investigadora del EcoDiálogo y una de las responsables del Cecomu, Cristina Núñez Madrazo.

Para ella, el sentido que tiene la danza empezó a verse desde el momento en que la comunidad asumió una responsabilidad, más allá del arte de tocar y danzar. “La danza es todo aquello que despierta en sí los valores que sustentan el tejido comunitario: el compromiso, el servicio, la solidaridad, la reciprocidad. Todos esos valores que se diluyen en este mundo en el que vivimos actualmente, empiezan a ser recobrados”.

Martín Hernández Rosas, de 72 años, rememoró que en tiempos pasados le gustó mucho la danza, “pero dejamos de bailarla hace más de 30 años y ahorita la queremos recuperar, nos interesa que no se pierda”. En este proceso, tomó el papel del tamborero, que a su vez se acompaña con flauta de carrizo y los cascabeles de los danzantes.

Para la revitalización de la danza “hemos tenido el apoyo absoluto de la Universidad”, destacó Crispín Ortiz Cuevas, presidente del Comité de la Danza del Caballito del Señor Santiago, de 54 años de edad.

No obstante, el señor Crispín lamentó que “la juventud nueva no quiere lo antiguo”, en referencia a esta danza que llegó a Chiltoyac hace más de 200 años, que es parte de las llamadas danzas de la Conquista que trajeron los frailes a América en el siglo XVI, y que tiene sus orígenes en el XII, época en que los españoles lucharon por reconquistar los espacios invadidos por los musulmanes.

Por otro lado, celebró que ese espacio despreciado por los jóvenes está siendo llenado por los niños, quienes han mostrado mucho entusiasmo para aprender y participar en la danza.

Williams Ortiz, uno de los pequeños danzantes (seis años), dijo que ésta le gusta “por el ritmo que tiene”, mientras se entretenía sonando los cascabeles que tenía atados a sus zapatos.

Iván Rosas, agente municipal de la comunidad de Chiltoyac, añadió: “Un joven tiene una cultura y una educación ya hecha y le da vergüenza participar, pero los niños no. Además, ellos son el futuro y los que tienen las ganas de aprender y realmente son los que aprenden más rápido”.

Asimismo, destacó el trabajo que la UV realiza en Chiltoyac: “Yo le agradezco al Centro Comunitario por haber llegado, por incorporarse y ahora se ve el fruto. Lo más importante es que el cambio se está notando y nuestra gente ya sabe que hay una diferencia, que existen personas de la Universidad que nos están ayudando a rescatar nuestras tradiciones”.

La fiesta de la danza, el barro y la comida

Como parte de difundir las iniciativas de Cecomu, el domingo 14 de marzo se desarrolló el Primer Festival del Centro Comunitario de Tradiciones, Oficios y Saberes de Chiltoyac, en el Foro Abierto de la Casa del Lago de la UV. Se presentó el grupo de la Danza del Caballito del Señor Santiago, quienes fueron los de la iniciativa de venir a un espacio de la Universidad y presentar su trabajo.

También se mostró la dramaturgia colectiva El Cacalotepec, a cargo de los alumnos de primero y segundo grado de la Escuela Telesecundaria Niños Héroes de la localidad de Chiltoyac, bajo la dirección de la estudiante de la Maestría en Estudios Transdisciplinarios para la Sostenibilidad, Natalia Careaga Zárate.

Además, hubo exhibición, venta y taller de alfarería local, cocina tradicional de Chiltoyac, productos elaborados con plantas medicinales y de la región (chiles, limones, nopales y chayotes).

Cabe citar que estudiantes de la generación 2014-2015 de la Maestría en Estudios Transdisciplinarios para la Sostenibilidad participan en el Cecomu, acompañando distintas iniciativas de organización a través del desarrollo de sus trabajos de investigación participativa transdisciplinaria.

Emma María Reyes Rosas desarrolla un proyecto que tiene el objetivo de contribuir al conocimiento y la recreación de saberes locales enfocados al cuidado de la salud de las mujeres a lo largo de todos los ciclos de su vida, incluyendo el parto y el momento del nacimiento, desde la medicina tradicional y cosmovisión de la región mesoamericana.

Maribel Álvarez Lanza está enfocada en la resignificación del conocimiento del trabajo con barro en Chiltoyac, a través de narrativas para generar diálogo intergeneracional y así contribuir para hacer sustentable dicho conocimiento.

María Carolina Rodríguez Ríos tiene el propósito de co-crear con los participantes procesos grupales como el mano-vuelta, que generen en la praxis un proceso de colaboración mutua, reflexión de los saberes, la salud y el medio en el que se vive.

Natalia Careaga Zárate trabaja en retomar el uso, cuidado y aprovechamiento de la parcela Cecomu, ubicada en el barrial del ejido, para la recreación de saberes agrícolas en torno a la siembra de una milpa comunitaria. Asimismo, se lleva a cabo la iniciativa de bioconstrucción de un baño seco y un tejaban.

“Nuestra intención precisamente ha sido generar otro paradigma de acercamiento de la Universidad, donde ésta no llega con el conocimiento sino que va a aprender también, con la actitud de que todos estamos aprendiendo de todos y la Universidad tiene sabiduría que ofrecer, pero también mucha que recibir. Esto se llama diálogo de saberes”, subrayó Cristina Núñez Madrazo.

Añadió que a través de metodologías participativas transdisciplinarias del diálogo de saberes se acercan para generar prácticas que les permitan no dirigir ni controlar, sino acompañar a la comunidad.

Por parte de EcoDiálogo, además de Cristina Núñez colabora María Isabel Castillo Cervantes, Zulma Amador Rodríguez y la integrante de la Organización Teatral de la UV, Rosalinda Ulloa.

 

 

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