Migrantes enjaulados, fotografía tomada de EFE.

La deshumanización del vecino del norte

Por Plinio Soto Muerza

Dos sucesos marcaron el inicio de esta semana y sin duda estarán presentes en el debate internacional.

Junto a la fiebre mundialista, la humanidad entera palidece por las acciones del gobierno de Donald Trump, al justificar y ordenar en forma masiva, la separación y posterior detención de los niños que acompañan a sus padres en su arriesgada aventura de migrar hacia los Estados Unidos. Además, el retiro de este país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, no dejan dudas de la estrategia del gobierno estadounidense, en estas horas aciagas contra los derechos de los migrantes y del mundo entero.

En las películas clásicas sobre los horrores que sufrieron los judíos y pueblos como gitanos y eslavos, durante la ocupación y dominio de los nazis en los países europeos, una escena recurrente de la maldad nazi fascista, era aquella donde soldados alemanes separaban a los padres de sus hijos. Pero ninguna de estas escenas nos podrían haber indicado que en pleno siglo XXI, en el país de la democracia liberal por excelencia, del libre mercado, del american way of life, se llevara a cabo estas técnicas del terror para someter la voluntad de los hombres y mujeres; y eso precisamente es lo que pasa en este momento al otro lado de la frontera mexicana del norte.

La política antimigrante de Trump ha llegado al extremo de su locura, de su irracionalidad. Ordenar separar a los hijos de sus papás y sus mamás, confinar a los niños a centros de detención que recuerdan los campos nazis de concentración, mientras sus padres y madres esperan el juicio que terminara en la deportación, es una escalada de la barbarie del imperio.
Dentro de la aplicación de la llamada política de “Cero Tolerancia” en migración que esta llevando a cabo el gobierno estadounidense, se ha dado impulso a la separación de los niños de sus papás y mamás. Violentando el derecho de los niños de permanecer junto a sus padres, la administración de Trump ha dado rienda suelta a la crueldad. ¿Qué le falta hacer a los agentes fronterizos gringos y a sus jefes para contener la migración? ¿Violar a las migrantes, fusilar a los migrantes, esclavizar a los hombres y mujeres que van en buscar de una mejor oportunidad de vida que en sus países les niegan?

¿Qué falta ver, si hoy gracias a un audio conseguido por Jennifer Harbury abogada defensora de derechos humanos, sabemos que existe un verdadero suplicio de los niños y niñas que han sido separados de sus padres y madres, y que lloran su ausencia en los centros de detención recibiendo burlas de sus celadores?

La barbarie del gobierno gringo es de tal nivel, que cínicamente la Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, no muestra ningún signo de vergüenza al declarar que no pedirán disculpas por la separación de familias migrantes, y culpándolos de la situación que viven, olvidando que al final del día, la migración no es un delito.

Son alrededor de 2 mil pequeños los que hoy lloran en la soledad de un centro de detención la ausencia de sus papás y mamás. Y las cifras aumenta día con día, sin que hasta el momento ningún gobierno latinoamericano de donde son originarios, hayan elevado enérgicamente su voz para condenar esta política antimigrante; gobiernos que se han caracterizado por condenar a otros países por supuestas violaciones a los derechos humanos, pero que esta ocasión guardan un pavoroso silencio cómplice. ¿Qué ha dicho y hecho el canciller mexicano Luis Videgaray frente a esta política criminal del gobierno norteamericano?

Separar a un niño de sus padres, y condenarlo a estar sin ellos durante un tiempo indeterminado, es ya por definición, un acto incalificable que exige una respuesta puntual de condena por parte de la comunidad internacional.

Si bien el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raád al-Hussein ha calificado de inadmisible la política de separar a los niños migrantes de sus padres, y ha pedido al gobierno de Estado Unidos terminar con esta política, la respuesta de Trump ha sido retirar a su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU; ello abre un panorama muy sombrío para los siguientes días en materia de migración, y la amenaza de que se agudice la política absurda y criminal de separación de familias.

Ante el hecho indignante de lo que está haciendo el gobierno de Trump, las voces de protesta se deben de multiplicar y los llamados a la protesta deben de venir de la ciudadanía del mundo. Los hombres y mujeres libres del mundo debemos de salir a protestar contra este hecho criminal. Los nazis ya no son sólo un recuerdo y una escena de película: hoy son una terrible realidad, con otros nombres y en otro país, pero son los mismos que desprecian la vida.

Si alguna vez la sociedad norteamericana se movilizó por los derechos civiles de los negros, si alguna vez se movilizó contra la guerra, hoy vuelve a sonar la llamada para que salgan a defender a la humanidad, y paren esta política criminal contra los migrantes.

En México, ya al final de un proceso electoral que abriga esperanzas y en medio de una fiebre futbolera, también se debe levantar la voz y sumarse la acción para condenar al gobierno norteamericano por su política hacia los migrantes. En este problema de humanidad, no hay medias tintas.

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