En la sierra del Totonacapan/Francisco De Luna

JORNADA HUASTECA
CUANDO PIERDES TU CULTURA
LIVIA DÍAZ

Xalapa tiene hace dos años a tres profesores de lengua en vilo. Intentan enseñar su dialecto tének, náhuatl y totonaco. Uno es de Tantoyuca, otro de Chicontepec, otro de Coyutla. Otros, como ellos intentan dar clase de música, instrumento, e intentan que la cultura en la que nacieron y con la que viven, no muera. Pero además intentan compartirlo con otros y otras, pero nisiquiera los de su familia asisten, ni sus amigos, a veces ni sus asociaciones.

Hacen reuniones, hacen propuestas, platican, quedan de acuerdo, luego vulven a la vida normal, y todo se queda en buenas intenciones. Últimamente hemos conversado del tema. En lo particular pienso que, en la huasteca, invitan de un modo, y en la capital, invitan de otro.

Cuando estás en la huasteca veracruzana, te hacen sentir invitado el honor de venir. Y cuando estás en la ciudad, haces un llamado masivo. Seguramente el posible invitado, si es huasteco, no va a venir.

He dicho, el huasteco es muy delicado. Y mis interlocutores aportan varias cosas. Unos recuerdan que cuando hay una boda, tienes que presentarte a invitar a la gente, por lo menos, tres veces, y con al menos un año de anticipación. Otros recuerdan que en verdad, si no vas a la casa a invitar y luego les avisas, difícilmente van a venir.

Para otros es cosa de intereses, unos dicen que, si hay pan y vino, van a venir. Nada más falso. Lo sabemos quienes vivimos en Poza Rica, en donde a veces, con todo y comida y vino, la gente no asiste a los eventos. Ni a las celebraciones, ni a las convivencias, menos a las presentaciones de libros.

El problema del aforo se volvió un tormento durante alguna temporada. El problema de la migración golondrina, es en gran parte lo que aleja a unos de otros, y lo que enrarece muchas iniciativas de buenas intenciones, como la de los cursos de las lenguas.

La enseñanza de las ahora llamadas lenguas nacionales, sigue siendo el sueño de los tres maestros. Uno normalista, el otro poeta, el último historiador. Su plan es mostrar que podemos capacitarnos en nuestra propia lengua, no sólo ser hablantes, sino conocer la escritura de las palabras con el alfabeto castellano. Además, son lenguas, como la náhuatl, vigecimales, las que tienen mucho que mostrarnos desde la forma de conocer y comprender al mundo y no en primer plano.

Conocer y hablar con estos profesores, es ya un privilegio, el que se enriquece con sus modestas clases, a las que no se han apuntado muchos. Uno lo hace porque ya está jubilado, el otro porque ama enseñar, y el último, porque su base es científica.

Son tres y ya han intentado conmover a varias academias, asociaciones, sociedades, e instituciones y siguen esperando alumnado. Unos dicen que si aquí, en Xalapa, hay lenguas en las escuelas como la Universidad Veracruzana «para qué.» Pero hemos visto que ningún esfuerzo es vano.

Recientemente comenzó a circular un anuncio de sus estrategias en «El Patrón» que es la radio más popular de la capital de Veracruz. Esperan que así, vendrán más huastecos, hijos de huastecos, estudiantes, personas de la sociedad civil en conocer, al menos, las principales palabras con que se comunican sus culturas. Las flores, los sustantivos, su forma o no, de usar verbos. Las distintas maneras en las que se expresan las mismas cosas, pero en otro idioma. Algunos no tienen adjetivos. Otros tienen otros usos de los mismos. Además, en 2015, algunos de los huastecos han podido demostrar su dominio del idioma nacional y seguir su doctorado en la UNAM.

Algunos profesores pretenden que más gente que tiene por primer idioma una de las 68 lenguas mexicanas, o «idiomas nacionales», presente su examen de conocimientos y demuestre ante la ley y por supuesto ante las universidades, el dominio de dos idiomas o tres, para aspirar a posgrados, a becas y a otros estímulos que le otorga la reglamentación a los mexicanos.

En fin, como íbamos diciendo al principio, a muchos, aunque les des ventaja, no les gusta ir, y tampoco es que haya mucha ayuda en difusión y en promoción para la enseñanza de las lenguas, y además, de que siempre, la cultura queda por detrás, a lo último, rezagada y postergada, como si no fuera importante.

Por eso andan los huastecos haciendo su lucha, su labor hormiga, su intentona, sin perseverar, a ver si en una de tantas consiguen llevar a sus clases más alumnos. La gente interesada no sólo en ir por ir a aprender una lengua, sino en conocer a otros elementos de sus culturas y sus pueblos, que siguen asociándose y conociéndose en la gran ciudad, aunque a veces parezca que se los come y los transforme a su cultura, pero que en esencia la tienen y la conservan y la quisieran compartir. Porque, aunque muchos lo digan, la zona norte aún no está olvidada.

@editorahuasteca

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