Trashing, imagen ilustrativa.

DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO

Trashing: tu seguridad a la basura

Teresa Carbajal

Gran interés ha despertado el asunto de los Fraudes Financieros por el modo de operar de los estafadores, quienes por cierto no se fueron de vacaciones y cuando lo hagan no será con dinero propio, si no con el de sus víctimas. Robos que han tenido lugar por desinformación, exceso de confianza y por el descuido de nuestra información confidencial, y que muchos quedarán en la impunidad total pues al no ser la Entidad Financiera quien comete la falta, -porque la custodia de nuestros datos es nuestra responsabilidad- la autoridad defensora y protectora de los usuarios de servicios financieros está atada de manos para actuar.

Y darse una vuelta por la Fiscalía para poner su denuncia (cuando regrese de vacaciones) ¡para qué le cuento, lo que le espera! Si verdaderos crímenes se encuentran en la impunidad, rezago y seguramente pronto olvido por la desorganización que ahí impera. Así que si habrá dos opciones, ó paga Usted lo que le robaron los estafadores o se niega a pagarlo con las consabidas consecuencias en su historial crediticio y reporte en las Sociedades de Información Crediticia, como Buró de Crédito.

Por ello como le comentaba en la ocasión anterior, lo mejor es ser desconfiado y no proporcionar a cualquiera que le llame por teléfono o le escriba por correo electrónico, incluso lo visite a domicilio, información personal, confidencial o relacionada a sus productos bancarios; pues los Bancos no van a llamarle por teléfono para hacer aclaraciones y solicitándole a usted sus propios datos.

Lo que sí sucede cuando Usted llama al Banco mediante el “01 800”, porque ahí ellos deben confirmar la identidad del usuario, pero si es el Banco quien inicia el contacto no deben solicitarle datos. Después de todo reflexione: ¿Quién le asegura a Usted qué quien le llama, lo está haciendo por parte de su Banco? La inmediatez de los trámites, que antes era necesario hacer personalmente en las sucursales bancarias nos ha confundido, generando pérdidas, quizá para las Entidades Financieras, pero mucho más para nosotros los usuarios.

Sin embargo no todo sucede a través de celulares, correos electrónicos, y engaños para proporcionar nuestros datos; otro modo es el Trashing, técnica para obtener información privada, personal y/o sensible de una persona, buscando en su basura. ¡Claro! ¿Cuántas veces tira Usted a la basura (sin destruir) copia de sus identificaciones personales, estados de cuenta, contratos, vouchers o comprobantes de pago, facturas, recibos de nómina, actas de nacimiento, escritos de aclaraciones, correspondencia de tiendas departamentales, y correspondencia privada? A través de revisar la basura de una persona pueden obtenerse datos exactos de su vida y hábitos financieros, dando cuenta más puntual (me atrevo a afirmar) -de dichos hábitos- que el ‘temido’ buró de crédito.

Con lo que quiero decir, que no se requiere siquiera recurrir al engaño para obtener información privada, de las personas que no son cuidadosas con su documentación, y tiran su seguridad a la basura. Pues antes de echar a la basura copias de documentos importantes debe asegurarse de destruirlos muy bien para que no sea legibles, datos, nombres, contraseñas, y demás.

Otro caso típico de descuido de nuestra parte es cuando los estados de cuenta que deben de llegar a nuestro domicilio, no llegan ó llegan al buzón de un vecino equivocado y no tomamos acciones para remediarlo, como solicitarle a nuestro Banco que corrija el domicilio o nos dé la opción de enviarlo a un correo electrónico o recogerlo directamente en sucursal. Nunca tenemos tiempo de hacer esos arreglos hasta que sufrimos un robo, lo que no debe ser, hay que renunciar a la desidia y a la despersonalización de los trámites que sí requieran de nuestra presencia en sucursales u oficinas bancarias.

A propósito del tema la semana pasada escuché tres anécdotas, de personas a quienes Limpia Pública los educó en la cultura de tener cuidado con la documentación que tiran a la basura, a través de imponerles “sendas” multas por incumplir en los horarios de sacar la basura, identificándolos plenamente por el contenido de la misma; así las multas llegaron a su domicilio y tuvieron que pagarlas por el mal hábito, pero más allá del ‘dolor del bolsillo’ les hizo entender -de este amargo modo-, que no debe tomarse a la ligera lo que se pone en la basura, dejando sin destruir documentos que los haga vulnerables a robos o fraudes.

Lo bueno es que los inspectores de Limpia Pública dieron ese uso a la información, pero, imagínese quien quiera hacer un mal uso de lo que encuentre. Así, mientras aquí en Xalapa, Limpia Pública contribuye a educarnos financieramente en el cuidado de nuestra información; Usted, tome cuidado y no tire su seguridad a la basura. Ya ve que luego hasta el diario con mantras y plegarias al universo pidiendo abundancia de algunas personas aparece en las noticias, de ese tema mejor ni hablamos.

¡Hasta la próxima!

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