Parte del dream team de Duarte en imagen de archivo.

Entre Columnas
Rendición de cuentas para Veracruz.
Martín Quitano Martínez/
mquim1962@hotmail.com

Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de vergüenza,
recordarán estos días extraños en los que la honestidad más simple era calificada de coraje.
Yevgeny Yevtushenko (1933-?) Poeta ruso.

A decir del Auditor Superior de la Federación, los recursos económicos manejados en Veracruz en el 2014 que están bajo sospecha alcanzan un monto superior a los observados en la suma de otros 16 estados.

De nuevo Veracruz atrae las miradas nacionales, de nuevo por sus pésimas condiciones en los ejercicios públicos, de nuevo por esta tragedia administrativa que ahora más que nunca se conoce y corre en boca de todo el país.

En el ejercicio público veracruzano se han profundizado los grandes problemas nacionales, a cargo de una joven clase gobernante que se maneja con las peores prácticas en los quehaceres y responsabilidades administrativas; los últimos doce años han representado, sin menoscabo de otras etapas negras, el periodo más oscurantista, arbitrario y corrupto de toda la vida postrevolucionaria.

El Veracruz postrado, con su infraestructura abandonada e inseguridad, con una pobreza mayor al 50% de su población, con su inequidad, opacidad y atroz violencia, muestran que estamos sin rumbo. Un Veracruz que se debate entre la mentira y los malos manejos de una clase gobernante alejada de la sociedad que desde sus espacios de poder se concentran en acrecentar sus bolsillos en el menor plazo y a cualquier costo.

Si para México la corrupción es el grave problema que urge atacar, en Veracruz es esa enfermedad terminal que ha cancelado oportunidades estratégicas para imaginar un futuro mejor para la mayoría. Solo hay un futuro mejor para ellos, los del poder. Miles de millones de pesos han fincado fortunas de personajes ambiciosos y cínicos que decidieron que ésta era la ocasión en la que todo se les permitiría y nada les pasaría. Miles de millones que montaron los espacios de poder que aceitan las elecciones, que corrompen y compran voluntades, que infectan al conjunto social.

La urgente y necesaria rendición de cuentas debe ser un ejercicio que desde hoy mismo se aplique en la cotidianeidad del ejercicio público, y ante el desastre veracruzano debe ser esa acción donde informen, justifiquen y se responsabilicen los que han estado a cargo y han hecho mal uso de esos miles de millones. Los datos dados a conocer por la Auditoría Superior de la Federación tan solo comprueban lo que la para los veracruzanos nos ha quedado claro desde hace mucho tiempo y es que el calado de la corrupción y la impunidad es mayúsculo.

Las evidencias de la malversación son tan notorias que la única pregunta que surge es que sigue, que haremos ante el robo, ante la crisis que nos tiene postrados. Permitiremos que siga el cobijo protector y la impunidad o exigiremos que se actúe en el marco de las leyes existentes y se apliquen las sanciones que se merecen. El dilema es si la clase política nacional y estatal puede hacerse responsable de sus monstruos y de sus destrozos, si puede darse la purga que tanto requieren incluso por su supervivencia.

Al final de todo, sin embargo, es claro que quieran o no recomponer y contener a sus frankensteins, los gobernantes y las clases políticas deberán escuchar los hartazgos y los reclamos sociales existentes y más aún si se incrementa la presión social. Por ello las formas de exigencia de la sociedad deben acrecentar su organización y presencia, logrando conformar una sociedad participante y severa de las responsabilidades de la vida pública. Veracruz no puede esperar, cambiar y sancionar a los desvergonzados que tanto daño nos han hecho es el paso que se tiene que dar.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El albazo contra el IPE se contuvo, el ejemplo es claro, con este gobierno ya nada más.

 

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