Veracruz; entre la desestabilización y el cambio gradual

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Jorge Ignacio Luna Hernandez.

Tiempos de Cambio
Jorge Ignacio Luna Hernández

“El progreso es imposible sin el cambio y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada».

George Bernard Shaw.

Recién había entrado la noche; el ambiente en las calles era sólido y la gente seguía de cerca los avances en la elección, todos a la expectativa. La prensa nacional daba cuenta del triunfo avasallador de Andrés Manuel desde antes de las 8 de la noche y sus adversarios lo habían reconocido tempranamente. Los medios estatales no daban crédito del conteo rápido, los resultados en el Estado de Veracruz eran, para muchos, imposibles.

Pasadas las 10 de la noche el rumor comenzó a correr cada vez más fuerte, Cuitláhuac García Jiménez, abanderado por MORENA a la gubernatura, superaba por varios puntos (y decenas de miles de votos) a su más cercano contendiente. Aquél sencillo profesor, quien hiciera una campaña austera y a ras de suelo sin apoyo de los medios y del sector empresarial, se adjudicaba la votación más numerosa en la historia de Veracruz y sería el primer gobernador de izquierda en la entidad.

Vendrían muchos cambios para Veracruz, habría que desterrar vicios y males de hace muchas décadas, lo que impactaría, naturalmente, en los intereses de un sinnúmero de actores políticos, empresarios y «líderes» de opinión.

De ahí que a la par que inició este gobierno, al igual que en el ámbito federal, los golpeteos mediáticos se han convertido en el pan de cada día. Algunas veces discretos, otras frontales, pero con el claro objetivo de hacer mella en la imagen del gobierno y, eventualmente, del partido político que éste representa y que mantiene a sus detractores viviendo en el «error».

Poco o ya nada se habla de los excesos de quienes los antecedieron y casi nadie se atreve a contrastar los yerros del actual gobierno con los de los anteriores, porque o nada ganan o pierden mucho. Prefieren, en cambio, apostar a la amnesia colectiva. A aquella máxima que sostiene que «la gente no recuerda los hechos pasados como realmente sucedieron, sino como su memoria recuerda que sucedieron» y hay quienes se empeñan en recordar la época pasada como una mejor que la actual.

Cierto es que hay mucho por mejorar, la curva de aprendizaje para enderezar lo que por muchos años se fue torciendo cada vez más, no puede ser corta. Aún al día de hoy, siguen saliendo a la luz las malas prácticas de quienes mal gobernaron el Estado. Un cambio tan profundo no se crea por generación espontánea, se construye de a poco y a diario.

Hace solo un año y tres meses del nuevo gobierno y hay quienes se esfuerzan por insertar en la memoria colectiva que todos los males que hoy aquejan al Estado son nuevos. Esto tampoco quiere decir que se viva culpando al pasado, aquel que aspira gobernar un sitio lo hace a sabiendas de sus implicaciones. Quizá es por eso que el Gobernador guarde distancia con los medios, porque lo más conveniente es hablar con los hechos.

Por ello, aunque muchos insistan en el relevo de Cuitláhuac García, él prefiere guardar silencio y trabajar discretamente, a ras de suelo, como en campaña, sin la ayuda de la prensa ni los poderes fácticos, pero sin los compromisos que ello implica.

Quienes apuestan por la desestabilización del Estado la podrán hallar solo en su imaginario. Quienes queremos que a Veracruz le vaya bien estamos conscientes que un cambio tan profundo debe ser de forma gradual.

Jorge Ignacio Luna Hernández
Abogado de profesión
Regidor Tercero de Coatepec
Maestrante en Administración Pública

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