Javier Duarte y su equipo al termino de una conferencia. Fotografía de Fotojarocha.com

Entre Columnas

Veracruz; la obligación de los acuerdos.

Martín Quitano Martínez

mquim1962@hotmail.com

Los tiempos veracruzanos de hoy son esa construcción de las complicidades, la corrupción y las incompetencias, son ahora mismo la representación de los retrocesos, del olvido y la traición de la historia liberal y progresista, la edad media que se enseñoreo en los últimos años ha causado un destrozo mayor de las condiciones de vida, los deterioros son hondos y parecieran que aún no tocan el fondo.

La violencia y la inseguridad, más presentes que nunca, enseñan los dientes, desgarran y dan coletazos que sugieren ser respuestas a los vacíos de los ejercicios de gobierno, a los entornos políticos que suponen que hay una incapacidad aún más profunda ahora que el barco de un gobierno impresentable hace agua, la anomia, referente existente y característica intrínseca de este periodo negro de la entidad es, en la agonía sexenal, más difícil y propicia el aquelarre.

La vida veracruzana hoy por hoy es esa que mira con expectativa la alternancia y la recomposición de los poderes con la esperanza de poder arribar a un espacio que brinde salidas a las funestas condiciones que lamentablemente se presentan, donde la aspereza es notoria y el temor es el saber que nadie pareciera estar a salvo.

La historia juzgará a los responsables pero no puede ser solo eso, los quebrantos y la cancelación de futuros promisorios construidos sobre los actos de los sinvergüenzas merecen sanciones que rebasen la venganza y sean tan solo ejercicios legales que logren que los que delinquieron asuman las consecuencias, el cinismo de moverse con plenitud de impunidad de muchos políticos y funcionarios debe ser sometido y puesto bajo el ejercicio de un estado de derecho que no debe ser letra muerta.

La construcción de fortunas producto de la malversación de recursos públicos en Veracruz son ese capítulo donde muchos pensaron siempre gozar de corazas suficientes para ser intocables y esperemos que esto no sea así, los vientos frescos que la alternancia puede brindar son esos que hagan que se rindan cuentas, que se cambien las formas y comportamientos, que construyan esperanzas y den cause a las aspiraciones sociales manifiestas en una votación que obliga a reconocer que nadie tiene el predominio y que se requiere sacar acuerdos de entre los actores políticos y los partidos por el bien de nuestra entidad.

Tener altura de miras es una responsabilidad que mostrara las voluntades que los momentos de la crisis veracruzana sacaran a flote, las necesidades son muchas y la urgencia para abrir puertas de salida a los problemas es de la mayor magnitud, la política ennegrecida y descalificada por las mayorías debe ser reivindicada en los hechos y con actos que muestren que es posible en la pluralidad y las diferencias dar la cara en el compromiso y la lucha por un Veracruz distinto y mejor.

Los miedos veracruzanos están en la piel de la vida de todos los días, la pobreza y los hartazgos son esos condimentos de un caldillo social, que estando en ebullición, puede desbordarse, el hartazgo, el enojo frente a esos comportamientos miserables de los que se regodearon en el pinche poder marcaron la historia veracruzana, esa misma que tendremos que rehacer de cara al futuro sobre la base de identificar los elementos que nos hagan coincidir y sobre ello nos lleven a tomar acuerdos para mejorar nuestra situación donde más allá de diferencias nos permitan trascender el estado a la que fue llevada nuestra entidad. 

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

Eso de la Liberal separación de las Iglesias y el Estado, en Veracruz, es asunto olvidado.

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