Los últimos gobernadores priistas.

Veracruz, riqueza y prodigalidad…

Mario Mijares

1.- Respecto al gobernador Javier Duarte, ya no hay nada que decir, pues todo está dicho ya. De acuerdo a los medios de información, lo único que esperan los defraudados habitantes de esta entidad veracruzana, por parte de la autoridad federal y estatal. Son dos cosas; una que se rescaten los recursos económicos y materiales extraídos, y con el dinero recuperado se hagan programas sociales. Y la otra, que el único responsable tanto del gobierno como de la administración pública, sea castigado con cárcel, lo cual, sería un escarmiento para muchos responsables de la cosa pública.

La historia de los sexenios de Miguel Alemán, Fidel Herrara y Javier Duarte, es realmente escalofriante. El mismo Alemán Velasco, que a pesar de que su familia logró tener miles de millones de pesos, -no así su padre, quien de niño vivió en la miseria-. Pero a pesar de ello, cuando el junior, llegó a la gubernatura, ya sus finanzas no eran tan sanas, hoy día, con el dinero saqueado nuevamente es catalogado como un individuo millonario. Los otros dos funestos personajes, de niños y jóvenes yacían como unos verdaderos indigentes, sin embargo, en la actualidad  están podridos en propiedades. El problema no es nada sencillo, pues los vástagos de estos corruptos, al igual que Alemán junior, también el hijo de Fidel Herrera, ya está dentro del juego macabro que realizan las bestias de poder, los cuales se reparten al país. No dude, que también los hijos de Duarte, algún día también estén con la misma posibilidad real, pues por desgracia, la gran mayoría no ilustrada del pueblo, no asume memoria de nada.

2.- Para entender lo infausto o funesto de lo que ha sucedido en Veracruz, y no seguir sufriendo, hice el ejercicio intelectual de remitirme a la hermosa obra de Goethe, me refiero al Fausto. Pero por respeto a mí persona,  dejé a un lado los sentimientos y deseo carnal, del personaje hacia Margarita, la cual finalmente la seduce por medio de joyas, para después hacerla cómplice de sus fechorías, así fue como ella lo acompañó en todos estos propósitos de putrefacción.

En la segunda parte del Fausto, el autor empieza a relatar un Imperio que ha sido empeñado.  Y en la primera pieza, Goethe también relata a un individuo falto de dinero, pero el autor de la obra, quizás para salvar al protagonista, primero narra cómo es que Mefistófeles hace un pacto con Dios, quien le dice que puede desviar al ser humano favorito de Dios. Se refiere a Fausto, el cual está esforzándose en aprender todo lo que puede ser conocido, lejos de los propósitos morales.

3.- Ya como Emperador, Fausto establece un vínculo con Mefistófeles, y le da la idea de que éste insinué dentro de la corte del Imperio, sobre las grandes dificultades financieras por las que se pasa. Y así de manera hábil, logra que los cortesanos y sus habitantes repitan hasta el cansancio que; “existen problemas económicos y, que por lo tanto: ¡No hay dinero! Mucho menos para pagar deudas”. Por lo tanto, la solución será buscar un nuevo crédito, pero al mismo tiempo, se sostiene que el Emperador puede pagar a sus acreedores, simplemente con que crean en él. Y mientras esto sucede, Mefistófeles, se presenta ante los habitantes del reino, y simula ser un gran inversionista en minerales, pues afirma que en esta tierra hay oro en abundancia.

De esta manera el inversionista, como vampiro empieza a saquear las riquezas, pero el Emperador está más interesado en satisfacer sus deseos de acumular fortuna, que de gobernar, pues confía, en que Mefistófeles, finalmente lo salve por medio de su magia. Incluso provoca que sus cortesanos empiecen a creer que ven pilas de dinero, por todos lados. Y por tanto, se lo pueden apropiar con la bendición del soberano, en todo este retozo, las arcas quedan vacías. Empero lo que más molestaba a los pobladores, era el espíritu burlón del Emperador,   de esa forma intentan despertar, para protestar sobre lo que está ocurriendo, pero sus palabras y acciones caen en oídos sordos, por tanto la mascarada es perenne.

4.-  Mefistófeles establece una economía fiduciaria, pero de tipo alegórica sin sustento. Ante esto los duendes convencen al Emperador, de que él mismo puede ser una fuente prodiga de riqueza, la cual beneficiará a la comunidad. Ante tal promesa, el emperador  le da por seducir a todo el reino, y con sólo pronunciar la palabra Pan, –personaje que vendió su alma al diablo a cambio de poderes especiales– el emperador logró dar prebendas a su sequito, y a otros les prometió pagarles lo que les adeudaba.

5.- Finalmente el demoniaco Mefistófeles, utilizando su sello con el que estampa el alma del condenado, los llevó como cebo a la riqueza, la acumulación y el poder. Sin duda es alarmante, pero la religiosidad del pueblo, considera que finalmente como reza el Apocalipsis de San Juan, la “bestia”, va convertir al Emperador en una moneda que circula en el infierno. Las imágenes, como las palabras pueden ser engañosas, lo pobladores de esta región veracruzana, constantemente han sido engañados por sus tres últimos gobernantes. Lo cual posee un tipo de locomoción vinculada a la prostitución de sus cientos de cortesanos, que aguardan cada sexenio poderse colar. De esa manera, utilizando su propio Mefistófeles, dentro de esta metamorfosis se convierten en perros de rabia, para realizar su papel de intermediarios. Ahora mismo, son miles de alcahuetes, que rodean al nuevo Emperador, esperando su apareamiento, y prolongar los elogios, que los vuelven irresistibles para el coito.

Al final de cada sexenio, en donde los gobernantes dejan empeñado al Estado. Sólo se espera que los nuevos designios del demonio, los proteja al estilo de Miguel Alemán Velasco, quien llega a Veracruz, y es tratado como rey, o Fidel Herrera que fue enviado a Europa con todos los gastos sufragados. A Duarte, le va ir mejor, su pago es por transferir  su feudo, de todas las cosas ajenas. Sin duda, fue una apropiación de todo lo público, para bien personal.

 

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