Columnas

El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, instó a los partidos políticos a donar el 50% de sus prerrogativas para contribuir a la lucha contra el COVID-19

Finanzas Públicas a través del libro Ciclos Políticos… Mario Mijares 1.- El maestro Luis de la Paz, me invitó a dar una plática a los estudiantes...

No fue sino hasta que Duarte de Ochoa se vio obligado a pedir licencia como gobernador de Veracruz que el Gobierno de la República tomó las riendas de la seguridad pública, cuando era un clamor ciudadano desde al menos hace dos años.

Hay candidatos totalmente desconocidos, que sólo en sus medios y partidos los reconocen, pero a demás que no representan que sus propios intereses, de lograr los sueldos millonarios que paga el H. Ayuntamiento de Xalapa para sus regidores.

Como suele suceder en estos casos, la red de protección con la que la esposa de Javier Duarte se había mantenido a salvo, está deshaciéndose gracias a sus mismos cómplices, que con tal de salvar el pellejo, no dudaron en implicarla en lo más alto de la toma decisiones de la jerarquía duartista.

Javier Duarte dará su último grito como gobernador en la Plaza Lerdo donde todos los días alguien se inconforma de sus atropellos y yerros, debiendo organizar un espectáculo artístico para el festejo nacional, con el propósito de llenar la plaza y acallar los reclamos hacia una administración ruin con un ejecutivo calificado como el peor del país.

En la víspera de concluir con mucha pena y nada de gloria su periodo, la LXIII Legislatura se apresta para aprobarle a Javier Duarte lo que ya se conoce popularmente como el “kit de impunidad”.

La realidad cotidiana nos muestra la terrible inoperancia de Seguridad Pública, de donde salen de forma constante, violadores y sicarios, los que son peores que los delincuentes, ya que éstos se escudan en el uniforme policiaco.

En su columna, el periodista y académico Luis Velázquez da a conocer la cancelación de la presentación del nuevo libro de Ricardo Ravelo en la FACICO de la UV.

Y todo indica que parte del precio de su impunidad es que el otrora omnipotente partidazo tricolor se reduzca al triste papel de comparsa, de partido satélite del nuevo grupo político hegemónico, como en su momento lo fueron el PARM y el PVEM –al que hay que reconocerle que tomó primero la iniciativa de arrodillarse ante el lopezobradorismo- del propio PRI.